La Palabra de Dios
En las columnas anteriores hablamos de la ira del Dios y del juicio divino a causa de nuestra desobediencia.
Sin embargo, el Padre Celestial en su infinita misericordia nos ha enviado a su Hijo Jesucristo para que, por medio de su sangre derramada en la cruz del calvario y su resurrección, podamos obtener el perdón de nuestros pecados, la salvación y la vida eterna.
El apóstol Pablo nos da a entender que es lo que quiere Dios de nosotros en la carta a los Efesios, capítulo 5, versículos 1 al 12: “Sed pues imitadores de Dios como hijos amados y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Pero fornicación y toda inmundicia o avaricia, ni aún se nombre entre vosotros, como conviene a santos, ni palabras deshonestas ni necedades, ni truhanerías que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
Porque, sabéis esto, que ningún fornicario o inmundo o avaro, que es idolatría, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Nadie los engañe, con palabras vanas, porque por estas cosas bien la ira de Dios sobre los hijos de la desobediencia.
No seáis pues partícipes con ellos, porque en otro tiempo erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor, andad como hijos de luz, porque el fruto del Espíritu es toda bondad, justicia y verdad, comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino mas bien repréndelas, porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto”
El cristianismo no es una religión sino un estilo de vida con Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
beaperiodista@hotmail.com
wwwlapalabradedios.blogspot.com