Siempre una vez a la semana nos comunicábamos y me mandaba su artículo que publicaría, cuando dejó de hacerlo a finales del año pasado, yo presentía que algo andaba mal. Se fue de repente, como la brisa. No sufrió ni padeció. Hasta en eso Tito, tuvo estilo
El martes 3 de marzo, de este año, falleció el banquero y ex diplomático, Eudoro Jaén Esquivel. Mi amigo, mi profesor, un extraordinario ser humano, un panameño fuera de serie. Tito, para los amigos, fue el José de Fábrega del siglo XXI. Directo, locuaz, sin pelos en la lengua, conocedor de la historia de su país, como historia viva, porque el supremo Dios le permitió vivirla y ser parte de ella. Para mí fue un honor haberlo conocido y asimilar sus enseñanzas. No puedo negar que su partida, inesperada y a destiempo, me ha afectado al punto que he tardado dos meses para poder hacerle este homenaje póstumo. Pero el tiempo de Dios es perfecto.
Uno de los más importantes diarios de Panamá, La Estrella, reseñó su fallecimiento señalando: “Eudoro Jaén, quien por varios años escribió en la columna de opinión en La Estrella de Panamá, estuvo al frente de la embajada de Panamá en Italia en el 2006-2009, y se destacó en el Chase Manhattan Bank. También se desempeñó en la presidencia de la Comisión Bancaria (1992) y gerente general de la Caja de Ahorros (1994 – 1999)”.
Así de simple es la mezquindad de los medios, porque esa nota no resume ni la mitad de lo que fue la vida de este ilustre panameño, ingeniero agrónomo, genio de las finanzas, y profesor de una de las más importantes y prestigiosas universidades de Panamá, la UCA, Santa María La Antigua, donde lo acompañé muchas veces, incluso a cobrar su salario.
Tito era un hombre humilde, sencillo, pero con mucho estilo y clase. Caminar con él por Panamá era un odisea: en cada esquina lo paraban, lo saludaban, le consultaban, o le buscaban la lengua sobre el acontecer político de su país o mas allá de sus fronteras. Mi hija Yoslin tuvo el honor de tertuliar con él y aprender lo que en las aulas no se enseña.
Mi amigo Don Tito era un erudito de la historia, las finanzas, la diplomacia, pero más allá de eso, era un enamorado de la familia, los hijos, los nietos, de Rosalía su mujer, y de una de sus hermanas, la antropóloga física María Teresa Jaén Esquivel, fallecida en la Ciudad de México, que tuvo el honor de haber certificado los restos de Sor Juana de la Cruz, esa muerte lo afectó de manera muy especial, fui testigo de excepción.
Siempre una vez a la semana nos comunicábamos y me mandaba su artículo que publicaría, cuando dejó de hacerlo a finales del año pasado, yo presentía que algo andaba mal. Se fue de repente, como la brisa. No sufrió ni padeció. Hasta en eso Tito, tuvo estilo. Me cupo el honor con Richard Sanz, a través de Radio Rumbos, entrevistarlo durante más de una hora, precisamente en los días, cuando Venezuela rompía relaciones diplomáticas con Panamá.
El presente artículo fue publicado el 15 de mayo del 2012 y en su elocuente sencillez, Tito Jaén, me pidió antes de publicarlo que lo puliera y lo corrigiera. Así lo hice, por eso hoy le rindo homenaje publicándolo tal cual y como salió en el diario La Estrella de Panamá. Tito ha podido tener muchos defectos, era humano, pero tenía tres virtudes, que al menos yo le conocí: era amigos de sus amigos, le sobraba clase, estilo e hidalguía, y siempre recordaba a su padre, allá en la aduana de David, de Chiriqui, Panamá, como un funcionario, honesto, correcto y cabal. Eso deja mucho de qué hablar de un hombre a sus tantos años de edad.
Aquí el artículo:
¡Cuando se jodió Panamá!
(Cualquier parecido con nuestra realidad es pura y simple coincidencia).
“Tenemos 36 meses de sufrir una ola de escándalos, una cadena de sobresaltos que aparenta no tener fin, cada día más peligrosa para nuestra estabilidad emocional y social. La clase política y los gobernantes no dan tregua. No es justo, merecemos disfrutar de mayor paz y tranquilidad. ¿Hasta cuándo? Estoy hastiado. ¡Basta ya!. Siete meses después, nada ha cambiado, está peor.
Otros piensan que la causa del mal fueron los años de la dictadura, concedo cierto mérito a esta tesis, pero no como la causa, más bien como contribución al proceso, pues este ya estaba en marcha. Sí acepto que uno de los mayores daños de la dictadura ha sido el de convertirnos en un país de cínicos donde nadie cree en nadie, ni en nada, pero debo reconocerle a Torrijos su contribución al desarrollo de un mayor sentido de orgullo nacionalista y el estímulo a la formación de una mayor clase media profesional, que casi no existía previa su toma del poder, en la época de los grandes gamonales políticos.
Muchos opinan que Panamá se jodió con este gobierno. No comparto esa tesis, aunque acepto que con este gobierno el mal ha alcanzado su cenit histórico.
Mantengo mi propia visión del ‘cuándo’; pienso que sucedió en el período de la Patria Boba, durante la Segunda Guerra Mundial y el período de postguerra que se intensifica en los años 1960, cuya situación nos lleva a la dictadura. Fue el período cuando los partidos políticos aceleran su degradación, pierden disciplina partidaria, abandonan sus doctrinas (salvo el Partido del Pueblo) y pierden visión de país. Es cuando surgen los grandes gamonales políticos, empieza el populismo y la corrupción de las masas (‘paquetazos’, ‘botellas’, compra de votos, etc.), período de recia competencia por el poder político entre la oligarquía criolla gobernante, en búsqueda de mayores beneficios para sus intereses particulares. Período de la ‘danza de millones’ y el ‘quita y pon’ de presidentes. Período en que, como resultado lógico de ser la única institución con orden y disciplina, aumenta el poder de decisión política de la Policía, luego Guardia Nacional, que llega a su máxima expresión con la elección a Presidente del General Remón. Para mí, en ese período se jodió Panamá. Situación que no hemos podido superar y, con el nivel de conformismo y desidia que hoy mostramos, no estamos nada cercanos a superarla, por lo contrario, se ha tornando peor.
La Historia tiene el mal hábito de repetirse. Preocupa el paralelismo entre el período actual y el de los años 1960, cuando nos jodimos. Existen situaciones similares a ambos períodos, tales como el actual fortalecimiento institucional de las fuerzas armadas, el desprestigio de los partidos políticos y la clase gobernante, resurgimiento de los gamonales políticos y serias acusaciones de corrupción y mal uso de fondos públicos. ¿Qué sucedería si continúa el rumbo hacia autocracia y continuismo? ¿Qué debemos hacer para frenar esa confrontación, violenta, para muchos, que se perfila? ¿Cuándo despertaremos de nuestro estado de amnesia social?. Hoy con mayor vehemencia me hago las mismas preguntas”.
QEPD
En paz descansa amigo… Los hombres buenos van al cielo… Te recordaré siempre con afecto y aprecio. Y como tu solías firmar, “banquero y exdiplomático”. QEPD.
A Calzón Quitao
Wilmer Suárez M.
Twitter: @acalzonquitao54