Inseguridad, colas interminables, tráfico insoportable, poca capacidad de transporte, colapso en los servicios públicos son elementos que preocupan no solamente a los habitantes de Charallave, sino también a las autoridades municipales porque no encuentran como enfrentarlos.
Charallave es en estos momentos, un caos urbanístico, sin orden ni planificación, que de no corregirse ahora, se convertirá en poco tiempo en una ciudad donde reinará la anarquía, difícil de superar.
En honor a la verdad, este problema no es nuevo, ya que con la construcción de nuevos edificios, “indicadores del progreso”, el abogado y periodista Fermín Luque Olivo, en su condición de Presidente del Concejo Municipal del Distrito Cristóbal Rojas en el año 1975, recibió de la Dirección de Planeamiento Urbano del Ministerio de Obras Públicas, el primer Plan de Desarrollo Urbano de Charallave, convirtiéndose después en una Ordenanza de Zonificación. En este momento, fue un esfuerzo del gobierno nacional y la municipalidad, para poner orden y evitar a futuro la anarquía urbana.
La acción fue oportuna; nuestro municipio se encaminó jurídicamente hacia un progreso de planificación urbana; se hizo un inventario de inmuebles urbanos, obteniendo la Oficina Municipal de Catastro, un diagnóstico físico, económico, jurídico y social de mucho provecho para la época.
Producto de la demanda de viviendas, ante el aumento poblacional, el Concejo Municipal que presidí en 1981 (año Tricentenario) solicitó ante el Presidente de la República, Luis Herrera Campins, un nuevo plan rector de desarrollo urbano. En el mismo, se delimitó el espacio territorial y se crearon nuevos aspectos ambientales, red vial y acciones que los organismos públicos de esa época se comprometieron a realizar. Ese plan rector de desarrollo urbano para Charallave, fue publicado en la Gaceta Oficial de la República de Venezuela con fecha viernes 6 de noviembre de 1981, Nº 2873 extraordinario, acompañado de planos mencionados en dicha resolución.
Han pasado 40 años de estos dos proyectos y desconocemos si existen nuevos planes rectores, necesarios para que la ciudadanía conozca los usos y la disponibilidad de terrenos y donde quede claro, como se presentarán los servicios públicos, tomando en cuenta el crecimiento poblacional de los próximos años.
El nuevo Plan Rector de Charallave, debe estar orientado a realizar proyectos a mediano y largo alcance, que garanticen la conservación y preservación ambiental, a todos los que hacemos vida en este territorio mirandino y que el mismo, aumente nuestra calidad de vida. El plan rector es una necesidad urgente, puesto que permite una revisión de lo que se hizo y se dejó de hacer, para que las nuevas generaciones se ubiquen y se den cuenta donde estamos y para dónde vamos.
Guido Bolívar