¡Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde!
*** El pasado 27 de mayo se cumplieron ocho años de la salida del aire de la emblemática y pionera planta venezolana. Vacío, impotencia, dolor y recuerdos imborrables quedan, están y seguirán latentes en los corazones de la gran mayoría de los venezolanos. Las preguntas ahora en un nuevo fatídico aniversario siguen siendo las mismas: ¿Valió la pena? ¿De qué sirvió esta medida netamente política? ¿Estamos ahora mejor?
Aquel fatídico 27 de mayo de 2007, cuando la pantalla de nuestros televisores se fue a negro, luego que por una orden del entonces presidente Hugo Chávez, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) le negara la renovación de la concesión a RCTV por una simple medida política, solo por el hecho de no “arrodillarse”, de no cambiar su línea editorial, en un país que lastimosamente y paradójicamente vive en la actualidad la peor crisis de su historia -y negarlo sería irresponsable, aunque existen algunos que aún lo hacen-, pero la realidad está allí, cacheteándonos la cara, el bolsillo y más grave aún: ¡la vida!
Esta acción la pagaron el pueblo, el entretenimiento, la cultura y la proyección de nuestros artistas. Se quedaron sin empleo miles de trabajadores de todas las áreas, retrocedimos y de nada sirvió. Porque la separación de dos bandos, el odio, el resentimiento y la lucha de poderes, no desapareció. Al contrario… ¡se incrementó!
Y qué decir de nuestra libertad de expresión, de nuestra calidad de vida, de nuestra seguridad. Para el Gobierno aquí no pasa nada y diariamente la verdad nos afecta a todos y nos demuestra lo empobrecido y desamparados que estamos. Los medios de comunicación cada vez son menos pluralistas, no dicen las verdades, solo a medias y las que convienen ¡o le dejan!, no les importa subestimarnos, creernos imbéciles y hasta burlarse descaradamente de una crisis total y nada virtual que vive no solo nuestra televisión… Pero yo me pregunto y les pregunto: ¿Hasta cuándo señores? ¿Qué más nos van a quitar? ¿Cuánta más destrucción vamos a aceptar? El pueblo venezolano es muy noble, pero ya esto es inaceptable. En nuestro país nada funciona, nos obligan a ver una televisión mediocre, a cambiar el control e irnos a cable. Nos obligan a vivir miserablemente, conformándonos con migajas, migajas que nos cuestan largas colas, dinero y nos colocan en una triste situación, donde nuestra calidad de vida ha mermado considerablemente, pero para ellos -el Gobierno-, aquí no pasa nada y a éste caos lo llaman “Patria”.
¿Y Tves?…
De sus cenizas nació el canal socialista, que no ha logrado en ocho años realizar ni la cuarta parte de producciones que hubiésemos disfrutado en RCTV y eso que tienen el dinero suficiente para hacerlo. Allí no hay que negar existen personas que quieren hacer una televisión digna, pero algunos resentidos sociales, “gerentes” enfermos de poder, han hecho con sus “criterios socialistas”, de lo que predican, pero no profesan, un fracaso rotundo y un retroceso espeluznante y lamentable en nuestra golpeada y empobrecida televisión.
Ocho años perdidos…
Cuando se cumplen ocho años de tu abrupto cierre, seguimos esperando tu regreso. No es cuestión de colores e ideologías. Nuestro amor hacía ti no tiene color. Eres patrimonio de nuestras vidas, eres, fuiste y seguirás siendo historia, porque no has muerto. Solo te silenciaron y como el Ave Fénix, de las cenizas, decretamos que renacerás… Nada es eterno en el mundo. Y volverás, porque te queda mucho por ofrecernos y nosotros estamos hambrientos de ti. Los políticos pasan, el arte y la cultura no. Ellas son la verdadera revolución que mueve el mundo, educa, entretiene y mantiene a una sociedad unida, próspera y avasallante. Nada de eso tenemos ahora… ¿Patria?
¡Muerde aquí!
Diego Kapeky