A Yilfer Rafael González Morales, de 30 años, lo asesinaron justo cuando caminaba al quiosco de arepitas que atiende su mamá con la intención de desayunar antes de ir a cumplir con su jornada laboral.
Dos gatilleros a bordo de una moto se le acercaron y sin mediar palabras le dispararon en varias ocasiones. Yilfer murió en el sitio. Sus familiares están desconcertados. Desconocen las causas que pudieron provocar su deceso. El sicariato ocurrió a las 6.30 de la mañana del miércoles detrás de la iglesia San José, en Puerto Escondido, Santa Rita.
María Morales no cesaba de llorar por su sobrino. “No sabemos nada. Mi sobrino era un muchacho trabajador. Siempre iba a desayunar en la casa de su mamá. Hoy (ayer) no fue la excepción, dejó el bolso en casa mi casa y cuando caminaba por la vía lo mataron”.
La víctima tenía un año trabajando en una empresa que se encarga de reparar y hacerle mantenimiento a las gabarras. Era soltero y no deja hijos. También, el menor de cuatro hermanos. Residía en la avenida principal Pedro Lucas Urribarrí.
Vía La Verdad