El presidente tomó la decisión tras el pedido del primer ministro Haider Al Abadi y por recomendación del secretario de Defensa Aston Carter y el jefe del Estado Mayor Conjunto de EEUU, general Martin Dempsey, dice la comunicación.
Las tropas adicionales no estarán dispuestos para el combate y se unirán a los otros 3.100 soldados estadounidenses que están desplegados en Iraq. La misión se concentrará en la entrega expedita de equipos y materiales esenciales en coordinación con el gobierno central de Iraq y las fuerzas de ese país, para asegurarse que sus aliados “tengan el equipo que necesitan para una lucha efectiva contra ISIS”.
La administración también alertó que continuará luchando para contrarrestar a ISIS a nivel mundial y proteger a Estados Unidos de un posible ataque terrorista.
“Miles de luchadores extranjeros — incluidos europeos y algunos estadounidenses — se han unido a ISIS en Siria e Iraq. Seguimos preocupados de que esos combatientes entrenados regresen a sus países y lleven a cabo ataques y traten de inspirar nuevos partidarios para atacar a sus países de origen”, dice el comunicado expedido por La Casa Blanca.
Finalmente, el Presidente envió la directriz a su equipo de seguridad nacional para intensificar los esfuerzos junto con los aliados de la coalición para frenar el flujo de combatientes extranjeros hacia y desde Iraq y Siria.