Chile y Uruguay se enfrentan en los cuartos de final de la Copa América, en una final adelantada que dejará fuera al equipo anfitrión o al último campeón del certamen
Uno privilegia la posesión y el toque, el otro se defiende y ataca a contragolpe. La pelota acaricia el césped cuando la trata Chile, y viaja por los aires cuando está en posesión de Uruguay.
El duelo del miércoles por los cuartos de final de la Copa América presenta un choque de exigencias y filosofías, entre un Chile que carga con la presión de todo un país que sueña con conquistar su primer título importante, y un Uruguay que llega a estas instancias sin mucho cartel y con una bien ganada fama de matalocales.
Chile fue el equipo más contundente de la fase de grupos, con 10 tantos a favor y sólo dos en contra. No carburó bien en el debut a pesar de ganar 2-0 a Ecuador, y exhibió ciertas falencias en defensa en el empate 3-3 contra México. Finalmente encajó todas las fichas en la goleada 5-0 sobre Bolivia, en la que exhibió el juego de vértigo, presión alta y asociación que lo caracteriza en la era de Jorge Sampaoli y con el que se ganó adeptos en el Mundial del año pasado.
«Nosotros tenemos que jugar el partido que más nos convenga, pensando en el juego, en el ataque, en la funcionalidad del equipo, no ser permeable al roce, a la fricción, porque ahí siempre salen favorecidos los jugadores que mañana vamos a enfrentar», comentó Sampaoli el martes en conferencia de prensa.
«Evidentemente lo mejor para Chile es el juego», agregó. «Chile tiene que tratar de imponerse con su habilidad, con su momento. Sabemos qué partido tiene que tratar de ejercer, y sabemos con qué rival nos vamos a encontrar».
Ese oponente es el actual monarca, el máximo campeón continental con 15 títulos, y una selección que ha eliminado al anfitrión de las dos últimas copas, Argentina en 2011 y Venezuela en 2007.
El plantel dirigido por Oscar Tabárez conoce bien sus fortalezas: una defensa ordenada, máxima entrega física y un letal ataque aéreo, la vía por la que se gestaron sus dos goles en la primera etapa. Sin su estrella y goleador histórico Luis Suárez, suspendido por el mordisco a Giorgio Chiellini en el Mundial, el equipo depende más que nunca de las jugadas a balón parado para llegar al arco rival.
Dos de los tres goles que recibió Chile en la primera etapa fueron por la vía aérea, un sector en el que los chilenos sufren con la defensa de menor estatura en el torneo.
«Vamos a enfrentar a un equipo que creo que lo conocemos bien, desde el punto de vista de lo que intenta en el campo de juego, un equipo desbalanceado intencionalmente hacia el ataque», apuntó Tabárez. «Son muy reactivos para presionar enseguida, muy veloces, pero es un hecho también que ha recibido goles».
Chile dejó atrás la polémica por el choque de Arturo Vidal la semana pasada mientras manejaba borracho su Ferrari, y ahora es la Celeste la que carga con un dolor de cabeza por un accidente: el padre del goleador Edinson Cavani sufrió un percance vial en Uruguay en el que murió una persona el martes.
«El apoyo es fundamental», indicó Tabárez, quien agregó que espera contar con Cavani en el partido del miércoles. «Yo tengo confianza que él ponga las cosas en su lugar después de hablar con quien tenga que hablar, y a enfocarse en hacer el partido».
Uruguay terminó tercero en el Grupo B con un triunfo 1-0 sobre Jamaica, una derrota 1-0 ante Argentina y un empate 1-1 con Paraguay.
«No hay seguridad que salgan lindos partidos, estos no son partidos de exhibición», apuntó Tabárez. «Nadie demoniza que se clasifique por penal, con goles de suerte, goles en contra. Lo importante es seguir».
Uruguay sabe que la presión está totalmente sobre Chile, un equipo que jamás ganó la Copa América y que siente que jamás ha tenido una mejor oportunidad de hacerlo, con una generación privilegiada que incluye a Vidal, Alexis Sánchez y Claudio Bravo.
Santiago/AP