Podríamos señalar de infeliz el mensaje que colgó en una conocida red social, el ex presidente de México Felipe Calderón. Pero, la ofensa es repulsiva no solo porque mezcló la política con el deporte sino porque arremetió contra Venezuela. Es el mismo Calderón que pretende inmiscuirse en los asuntos internos con el cuento de la violación de los derechos humanos; el que defiende a los políticos presos que llamaron a las guarimbas donde murieron cuarenta y tres compatriotas, que violentaron la libertad de desplazamiento de miles de venezolanos y que además, no se cansan de conspirar en contra de las Instituciones legítimamente establecidas.
No analizaremos el mensaje desde la semiótica, sería perder el tiempo. Basta con leerlo para formarnos un criterio del pensamiento de este politiquero que busca ganar espacios mediáticos ofendiendo, denigrando y despreciando nuestro gentilicio. La misma calaña caracteriza a sus amigos del Club de Madrid y el grupo de ex mandatarios, senadores y diputados que se entrometen todos los días en la política nacional. No olvidemos que esta caterva de lacayos son asalariados del capitalismo y que responden con sus actuaciones mediocres a las grandes corporaciones.
En ningún momento Felipe Calderón ha condenado ni ha protestado por la situación de los DDHH en México; al igual que Peña Nieto actual presidente, ocultan la triste realidad que soporta el pueblo mexicano con tanta delincuencia y en manos del narcotráfico. Los maestros de Iguala, los normalistas desaparecidos representan el sacrificio de un colectivo que está a merced del estado, forajido y cómplice de asesinatos y desapariciones forzadas.
Qué pena, que juego tan sucio el de ustedes que presumen de estadistas y se dedican a hacer daño a sus ciudadanos; además de inmiscuirse en otras latitudes por mandato de sus entrenadores fascistas. El mensaje de Felipe Calderón es despreciable por su carga de odio contra Venezuela. Con su pasado turbio Calderón jamás será un interlocutor válido en materia de DDHH. Será siempre una persona non grata para Venezuela.
José Gregorio González Márquez