En una relación destructiva los problemas se acumulan hasta hacer colapsar ese nexo para llevarlo a un final que, por más que se posponga, llegará
Como el otro es nuestro complemento aunque debamos mantener nuestra identidad o esa parte que nos convierte en individuos y hace únicos, la relación de pareja es una parte fundamental en nuestra vida. Por ello, es un imperativo mantener vínculos sanos, que nos llenen de bienestar, mientras nos permitan sacar lo mejor de nosotros mismos.
Por el contrario, estamos ante una relación tóxica, en la que sólo existirán desavenencias que conduzcan a frustraciones, cuando se atenta contra nuestro bienestar emocional, se nos coarta la libertad de acción, y convierte en víctima de algún tipo de agresión. Ahí, lo único seguro será un desenlace negativo, y quizá fatal.
1. ¿Crees que lo
puedes cambiar?
En primer lugar, una pareja positiva nos hace ser mejores personas, porque, como contamos con el apoyo de quien nos ama, tenemos suficientes ganas de salir adelante, superar retos y trabajar a favor de la concreción de lo planeado.
Una negativa, en cambio, nos convierte en quien no puede ofrecer lo mejor de sí, porque no recibimos el suficiente afecto del ser amado: se da mucho más de lo que se recibe. Al permitir esto, demostramos una baja valoración de nosotras mismas, la cual influye, de manera negativa, en el momento de querer realizar metas propias.
Cuando mantenemos una relación que nos causa más insatisfacción que momentos de felicidad, además de ser señal de baja autoestima, demuestra un espíritu de creerse capaz de salvar a otro, con el poder de cambiar a quien llegó a nuestras vidas, sin importar el costo de la proeza.
Asimismo, en las relaciones de parejas sanas, sus miembros crecen en todos los sentidos, desde el emocional hasta el social. Ese crecimiento personal es el signo más importante para saber sí o no ese vínculo amoroso es constructivo.
Sabemos cuando, por el contrario, es destructivo en el momento en que estamos expuestos a sufrir un daño, emocional que, luego, desencadenará en sentimientos –como inseguridad, fracaso y fuertes resentimientos- que nos invadan bloqueándonos, una vez que cedemos todo el tiempo a los deseos de la otra persona, para evitar provocar más desavenencias o vulnerar el equilibrio ficticio de la relación.
Luego, a diferencia de las relaciones tóxicas, en las uniones sentimentales positivas, sus miembros se sienten tanto a gusto como seguros uno del otro, y los conflictos se solucionan haciendo que las ganas se alimenten, con el día a día, de llevar a cabo proyectos con el cónyuge.
En los vínculos que nos dañan, los problemas se acumulan, además de que la valoración personal de sus miembros termina afectada drásticamente. Y como consecuencia de esto, estando conscientes o no de esto, pronto la frustración no tardará en apoderarse de nosotros.
2. ¿Te cansas de
pelear sin resolver?
Las relaciones constructivas son vínculos en que sus miembros se sienten tanto amados como respetados y valorados. Además, deben sentir que cada uno tiene el apoyo del otro en los momentos difíciles, para que así surjan las ganas de realizar proyectos conjuntos, con el mejor de los ánimos y el óptimo sentimiento de confianza que los lleve a impulsar aquello que desean con muchas posibilidades de concretarlo.
De igual modo, cuando una relación es sana, los miembros están dispuestos a permanecer uno al lado del otro, para compartir tanto lo malo como lo bueno que trae el diario vivir porque, como tienen mucho entusiasmo, se sienten capaces de superar cualquier adversidad que surja. En un buen nexo, aparecen igualmente dificultades, pero se terminan superando y haciendo el lazo más fuerte.
Por consiguiente, mientras que, en las relaciones sanas, hay discusiones en que los conflictos se resuelven favoreciendo que la pareja llegue a un nivel superior de madurez, en los vínculos dañinos se pelea y pelea sin que se solucionen los problemas, y así se crea un círculo de discordias y daño permanente, en el que no se reparan los agravios hacia el otro, sino que se acumulan para hacer colapsar tanto el vínculo como nuestras emociones.
Finalmente, las parejas que mantienen un nexo sano tienen ciertas habilidades que les permiten comunicarse de manera acertada, cuando crean diálogos exitosos en que expresan sus sentimientos, siempre, en un clima de respeto: evitan cualquier agresión que, después, sea bien difícil reparar, en cambio; más bien, refuerzan sentimientos que consolidan el vínculo.
Por el contrario, en una relación destructiva los problemas se acumulan hasta hacer colapsar ese nexo para llevarlo a un final que, por más que se posponga, llegará; en una sana, los conflictos se superan, porque sus miembros se aman y saben cómo comunicarse, para crecer en esa vida en pareja que se transforma en ideal permanente de convivencia.
3. ¿Por qué caemos en
una relación tóxica?
Una de las razones es baja autoestima, creemos que merecemos lo que tenemos, mientras nos victimizamos, y nos cerramos a la posibilidad de ser felices, de dar y recibir afecto de manera equitativa.
**** Nos creemos salvadores: pensamos que podemos cambiar a esa persona, y que hemos llegado a su vida para que sea mejor, nuestra llegada no es casual entonces.
**** Miedo a la soledad. Necesitamos estar acompañadas a cualquier precio, incluso tolerando lo que sea.
**** Necesidad de suplir carencias profundas. Por un poco de afecto somos capaces de aguantar abusos, faltas de respeto o cualquier otro comportamiento que nos denigre.
Andas bien en el amor, si…
—Más que cumplir roles establecidos, los dos se mantienen unidos por la alegría de permanecer juntos tanto en las verdes como en las maduras, sin que uno domine al otro en la relación, o ejerza más control: en igualdad de condiciones, deberes y derechos, en pro del bienestar de ambos.
—Partiendo de lo que en esencia somos y de nuestra estabilidad integral, dos personas se unen para construir una vida, tomándose mutuamente en cuenta, en un ambiente de amor, respeto y consideración, en armonía con la familia, el trabajo y todo el entorno en general
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas