Daniel Boria dice que trataba de llamar la atención para su negocio de limpieza cuando ató más de 100 globos de helio a una silla de jardín y se elevó por los cielos sobre su ciudad este domingo.
Pero poco después de que abrió el paracaídas y saltó al suelo, la policía en Calgary, Canadá, lo arrestó acusándolo de causar peligro a la vida.
Un día después, este lunes, la silla aún no había aterrizado, dijo el inspector de la Policía de Calgary, Kyle Grant, de acuerdo con lacadena canadiense CTV.
“Hasta este momento, no tenemos reportes de nadie encontrando nada o alguien herido”, dijo Grant. “Pero es una gran preocupación para nosotros y no creo que sea algo que él tomó en cuenta”.
Boria, de 26 años, le dijo a CNN que concibió su plan hace unos dos meses.
Originalmente, esperaba pagarle a un servicio de avión o helicóptero para que lo volara por encima de la multitud en Calgary Stampede (un rodeo anual). Pero Boria dijo que decidió tomar el asunto en sus propias manos cuando el servicio rechazó su solicitud, por una política de restricción de vuelo sobre el popular rodeo.
Al final, Boria dijo que la escena le costó más de 10.000 dólares canadienses. Compró una silla de jardín por 19.99 dólares, y 110 globos de helio —los más grandes que pudo encontrar— por cerca de 13 dólares cada uno. Llenar los globos costó cerca de 80 dólares cada uno y tomó cerca de dos horas, dijo.
Equipado con un tanque de oxígeno y un paracaídas, despegó la tarde del domingo.
“Yo estimaría que estaba subiendo a una velocidad de entre 150 y 300 metros en un minuto”, dijo. “Veía hacia abajo a la ciudad y a los 747s y aviones acercándose al aeropuerto local».
Esta no fue la primera vez que Boria se ha encontrado flotando por encima de su ciudad; ha hecho paracaidismo algunas veces en el pasado. Pero esto, dijo, fue diferente.
Boria voló encima de los campos del rodeo, pero el clima turbulento lo llevó más allá de su destino. Desplegó su paracaídas y aterrizó junto a las vías del tren en una zona rocosa.
Tenía algunas cortadas en su cuerpo y le preocupaba haberse roto el pie, pero aún así esperaba poder salir caminando ileso.
“Un tipo estaba conduciendo por ahí y me iba a dar un aventón”, dijo.
Pero Boria viajó en un tipo diferente de vehículo.
“Un oficial de policía llegó y sumó dos más dos y me puso bajo custodia”, dijo Boria.