¿Te identificas?
Dicen que siempre debemos escuchar a nuestro cuerpo, y aunque no lo tomes en cuenta, el cansancio persistente debería ser una señal de alerta de que algo anda mal.
Mientras que la falta de sueño o una mala alimentación pueden ser causantes de esta fatiga, también es cierto que existen otros hábitos diarios disparadores de esta sensación de agotamiento. Por eso te invitamos a revisar esta lista de rutinas en nuestro estilo de vida que te quitan la energía:
– Estancarse en un patrón de pensamiento negativo:
Pensar siempre en modo catástrofe (imaginando que siempre todo saldrá mal), adelantarse a conclusiones pensando en situaciones negativas, o generalizar viendo una mala situación como un patrón sin fin, pueden hacer que todo parezca y hasta se vuelva peor, drenando tu energía en el proceso.
Una forma de cambiarlo es darle a tus pensamientos un vuelco y tratar de ver las cosas desde otro ángulo (más positivo). Pregúntate a ti mismo qué tan problable es que tus peores miedos se vuelvan realidad, si esa situación que te preocupa seguirá siendo un problema en unos días, o si esa idea que tienes en la cabeza es tan amenazante como la estás imaginando.
– Comportarte como una estatua:
Pasar largas horas sentado o siendo una persona sedentaria en tu tiempo libre pueden hacerte sentir exhausto porque tu cuerpo asocia el estar quieto con dormir o con el deseo de ir a dormir. Además, cuando pasas tanto tiempo sentado, tu respiración y tu corazón bajan su ritmo, así como tu circulación, llevando menos oxígeno y nutrientes a los tejidos del cerebro y el cuerpo.
La solución: ejercítate al menos 30 minutos al día 5 o 6 veces por semana, y si estás en el trabajo, párate y muévete con regularidad durante el día. Toma recesos para estirarte, caminar o hablar con un compañero de trabajo en vez de usar el teléfono.
– Falta de hidratación:
Muchas personas caminan estando en un ligero estado de deshidratación. Estando aún un 1% por debajo de lo óptimo en fluidos puede generar fátiga, dolores de cabeza, un humor lento, y problemas de concentración. La pérdida de fluidos de tu cuerpo puede causar una caída en el volúmen de sangre, lo qu ehace que tu corazón trabaje más fuerte ára empujar el oxígeno y los nutrientes a través del torrente sanguíneo hasta el cerebro, la piel y los músculos.
Te recomendamos que siempre lleves una botella de agua y la recargues todo el día. (Si no te gusta tomar agua puedes añadirle limón, rodajas de pepino, naranja, etc., o tomarla en té descafeínado.
– Respirar ligeramente:
Cuando respirar superficialmente, no estás inspirando suficiente oxígeno. Esto puede conducir a niveles más bajos de oxígeno y niveles más altos de dióxido de carbono en la sangre, lo cual te da cansancio. Además, la respiración suave y eficiente es vital para el suministro de sangre, oxígeno y nutrientes a los músculos, órganos y otros tejidos en todo el cuerpo.
Para mejorar tu respiración, practica varias veces al día colocando tu mano por encima de tu obligo y mientras inhalas, concentrate en el movimiento que hace tu estómago y pecho; luego exhala lentamente; mantén este ritmo y verás como naturalmente, tomarás más aire con cada respiración.
– Estar conectado digitalmente todo el día:
Estudios muestran que estar todo el tiempo usando el móvil y revisando correos electrónicos aumenta el stress, que es causa principal de la fatiga. Además, la exposición constante a la luz de los equipos electrónicos estimula la actividad cerebral y suprime la liberación de la hormona melatonina, que conduce al sueño. Es por esto que debes tomarte períodos de descanso de tus dispositivos digitales durante el día y apagar la computadora al menos una hora antes de ir a la cama.
– Andar encorvado:
La mala postura no solo te hace lucir cansado, también te hace ver inseguro. Estar encorvado coloca exceso de tensión en la espalda, las caderas y las articulaciones, que pueden hacer que te sientas cansado y adolorido. Además, si la columna vertebral, el cuello y la cabeza no están en la alineación adecuada, el cerebro puede no estar recibiendo tanto oxígeno como debería.
Para evitarlo, hazte chequeos regulares de la postura, bien sea sentado, parado o caminando. Tu cabeza debe estar alineada a lo largo de tu cuerpo; no hacia afuera, y tus oídos deben estar directamente sobre tus hombros.
– Decir que sí a todo:
Si tu lista de cosas por hacer es poco realista y constantemente abrumadora, es tiempo de aprender a decir “no” a solicitudes innecesarias, y delegar algunas responsabilidades a compañeros de trabajo o a la familia y comenzar a establecer límites con ellos.
Escoge las actividades que sean esenciales, significativas o gratificantes para ti y haz de ellas una prioridad. Luego si te sobra tiempo, pasa a las menos importantes.