El país de hoy es insostenible, antes de tocar un trágico fondo es inevitable que se deje a cada quien hacer lo que sabe hacer sin más limitaciones que la ley ¡Sin látigos políticos!
Cuando en el 99´ oficialmente asume la presidencia Chávez todo se le rindió a sus pies, llegó con una popularidad sobresaliente, poco tiempo después contaría con los ingresos del crudo más grandes de toda nuestra historia como país petrolero, incluso, las inquinas elites económicas y políticas no fueron problemas para él, supo amansarlas, después de la Asamblea Nacional Constituyente también supo blindar las instituciones, por si fuera poco, sus pupilos se hicieron de la mayoría de las alcaldías y gobernaciones del país… entonces, con todo a su favor ¿Qué pasó? Su objetivo primordial fue el político; un nuevo texto constitucional, las diferentes organizaciones sociales, el gobierno hegemónico y la estructura partidista, no supo ponderar en balanza justa lo que el país requería estructuralmente desde que se encontró con su independencia. La denominada IV República, luego de un periodo de gloria, se desmoronó, entre otros factores, porque la dependencia a la renta petrolera era extremadamente alta, gobernantes y allegados se dedicaron al lucrativo negocio de las importaciones, poco interesó el desarrollo tecnológico, científico, industrial, así pues, cuando el barril llegó a menos de 8 dólares el país colapsó por los cuatro costados.
Hay un famoso refrán que reza “la historia se repite” a seis meses de la abrupta caída de los precios del barril en el 2015 el país se encuentra una vez más colapsado, sin poder importar y, a causa de los excesivos controles, sin poder producir. Reflexionamos ¡Que distinta sería Venezuela hoy sí en vez de confrontación reinara el consenso! Consenso entre el gobierno, los sectores del país y el pueblo. El proyecto de país dependiente de la renta petrolera fracasó en el pasado, fracasó en el presente y seguirá fracasando sin importar que tan alto sea el precio del barril ni cuanto dure, ello solo genera sustitución de élites por otras élites que se reparten los petrodólares empeorando las condiciones de vida del pueblo.
Así pues, sí el gobierno del Presidente Maduro desea consolidarse y ser gratamente recordado debe comprender que es imperativo realizar cambios profundos, esos cabios estructurales que espera la república, es hora de producir, de trabajar y estudiar. Basta de la Venezuela dependiente de políticas sociales, de alimentos subsidiados y de furtivas importaciones, es hora de hacer una verdadera revolución (o evolución) que no se base exclusivamente en la entrega de recursos económicos a las comunidades, ni de gente necesitada esperando casas y autos gratis ¡No!
El país de hoy es insostenible, antes de tocar un trágico fondo es inevitable que se deje a cada quien hacer lo que sabe hacer sin más limitaciones que la ley ¡Sin látigos políticos! Estudiantes a estudiar, trabajadores y productores a producir con las libertades y garantías consagradas en la constitución, apartando la tozudez de visiones equívocas que ya bastante daño nos han hecho… Es lo que hay que hacer, de otro modo la denominada “Revolución Bolivariana” se habrá suicidado
Leandro Rodríguez Linárez