La reunión de cancilleres de la LXVIII Cumbre de Mercosur inició este jueves en Brasilia. En su presentación, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, dijo que la consolidación de una “Mercosur fuerte” es garantía de la soberanía para los pueblos.
“Superemos dictadura de las trasnacionales y apostemos por un Mercosur sano, fuerte e independiente”.
Venezuela: El foco de Mercosur
Estancado en lo comercial y con diversas tensiones regionales como telón de fondo, el Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, celebrará una nueva cumbre semestral.
Precisamente Venezuela será otro de los focos de atención de la cumbre debido a la crisis política que atraviesa el país, que ha llevado a algunos miembros del Mercosur, como Brasil, a elevar el tono frente al Gobierno de Nicolás Maduro.
Rousseff, que tiene relaciones de “amistad” con Maduro, llegó a calificar de “inaceptables” los incidentes ocurridos durante una visita a Venezuela de senadores brasileños que pretendían visitar a líderes opositores presos y se toparon con protestas de militantes chavistas.
No obstante, el Mercosur expresó su satisfacción por la decisión de las autoridades electorales venezolanas de convocar los comicios parlamentarios para el próximo 6 de diciembre, un anuncio que exigían tanto la oposición a Maduro como la comunidad internacional.
Otro asunto que pudiera deslizarse en la cumbre es el conflicto de Venezuela con Guyana por la región conocida comoEsequibo, que Maduro pretende denunciar ante la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Las relaciones entre Maduro y el presidente de Guyana, David Granger, están congeladas desde mayo, cuando el líder bolivariano emitió un decreto estableciendo como venezolanas todas las aguas marítimas frente a la costa del Esequibo, donde la petrolera Exxon Mobil confirmó el hallazgo de importantes reservas de petróleo.
En la cumbre se espera la presencia de los mandatarios de Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Surinam y Guyana, que tienen estatus de Estados asociados al bloque, lo que significa que en realidad el ámbito de la reunión será la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) al completo.
En el marco del encuentro, del que no se espera ningún tipo de anuncio concreto, Brasil le traspasará la presidencia rotativa a Paraguay, que la asumirá por primera vez desde que fue suspendido en 2012 a raíz de la destitución del entonces presidente Fernando Lugo, vista por el bloque como una “ruptura” del orden democrático.
También está previsto que se siga tratando la adhesión de Bolivia, ya aprobada por los parlamentos de Venezuela, Uruguay y Argentina, así como el acuerdo comercial que negocia el Mercosur con la Unión Europea (UE), al que se opone el mandatario boliviano, Evo Morales.
En la costa del Pacífico, una demanda marítima también mantiene enfrentados a Chile y Bolivia, cuyos presidentes, Michelle Bachelet y Evo Morales, respectivamente, son esperados en Brasilia.
Bolivia mantiene su reclamo de una salida soberana al mar y desde 2013 pleitea ante la Corte Internacional de Justicia en busca de un fallo que “obligue” a Chile a negociar una solución.
Exento de conflictos regionales, Brasil oficiará de anfitrión en horas bajas, con una economía debilitada, una aguda crisis política y un gigantesco escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, por el que se investiga a medio centenar de políticos.