Según la experta Ana María Chaparro, el incremento de los índices de obesidad en el país se deben a que “las familias buscan ahora alimentos que ayudan a bajar el hambre, harinas y demás productos que no tienen altos valores nutricionales”
La escasez es una realidad patente en nuestro país desde inicios de año, esto aunado a los altos índices inflacionarios, sobre todo en alimentos, han hecho puesto cuesta arriba la capacidad de la familia venezolana, en especial las de más bajos recursos, para conseguir productos esenciales, como lo son la harina de maíz, el arroz o la carne.
Según la licenciada Ana María Chaparro, nutricionista egresada de la Universidad Central de Venezuela con 40 años de carrera, esto ha conllevado indirectamente a un repunte en la obesidad del país.
“Los índices de obesidad en Venezuela ha estado subiendo desde un tiempo para acá, y eso se debe sobre todo a que la alimentación en Venezuela se basa en harinas y grasas: te comes todos los días una arepa o un pan con mantequilla te calma el hambre; eso es lo que pasa, las familias buscan ahora alimentos que ayudan a bajar el hambre, harinas y demás productos que no tienen altos valores nutricionales y como la proteína es cada vez más costosa la ponen a un lado”, explicó Chaparro. “Cuando ves a una persona con sobrepeso es en la mayoría de los casos porque están hinchados por no ingerir suficiente proteína”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó en meses recientes un estudio que revela que el 20,3 % de los venezolanos presentaba problemas de sobrepeso. La obesidad aumenta la probabilidad de diabetes, hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebro-vascular (ACV) y ciertos tipos de cáncer.
Por su parte, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) la incidencia de sobrepeso y obesidad, que alcanza al 38,06% de la población; de esta cifra el 54,95% de los adultos de 18 a 40 años son obesos, al igual que 24,12% de niños y adolescentes de 7 a 17 años, indican datos del Estudio Nacional de Prevalencia de Sobrepeso y Obesidad y Factores.
Alternativas
“Con la inflación que hay actualmente en el país, además de la escasez, las familias de bajos recursos no les alcanza con un sueldo mínimo adquirir todos los alimentos que necesitan; solo un kilo de carne puede alcanzar los 1. 200 bolívares”, dijo Chaparro. “Allí es donde entra la Educación Nutricional: hay que enseñarle a las familias que hay opciones para mantener una buena dieta”.
Asimismo, aseguró que “en la actualidad no se habla de dieta balanceada, sino más bien de u equilibro entre los tres grandes grupos de alimentos: las proteínas, las grasas y los carbohidratos, y el agua que no puede faltar. Buenas alternativas para la dieta para la carne son los vegetales, los granos o los tubérculos. También se puede optar por el pollo, el atún fresco, las sardinas o el huevo, todos han subido de precios pero aún son accesibles: Hay muchas madres que no consiguen cereales por lo que rayan el plátano, lo dejan secar y se lo sirven a los bebés con leche, y así hay muchas otras alternativas”.
Consejos
“Hay que enseñar a los niños a diversificar su dieta, si ellos no les gusta alguna verdura, lo mejor es que los añadan en una zanahoria o calabacín en un guiso para que su paladar se vaya acostumbrando a su gusto”, dijo Chaparro.
Asimismo, recomendó que el consumó de frutas para aumentar la ingesta de vitaminas, especialmente en forma de jugos, con los cuales se pueden reemplazar los refrescos o bebidas con azúcar.
Campaña
El INN adelanta la campaña “Agarra dato come sano” que tiene como objetivo a corto plazo disminuir a la mitad el número de personas que padecen obesidad en Venezuela para 2019, a través de la promoción de hábitos alimenticios bajos en grasa y azúcares, y con alto consumo de frutas y hortalizas, así como busca garantizar la calidad nutricional de los alimentos procesados que consumen los venezolanos y promover la práctica de actividades física.
Luís Guillermo Valera
lvalera@diariolavoz.net
Fotógrafo: Giovanni Martínez