Estados Unidos y Cuba sepultaron este lunes más de medio siglo de hostilidades al reanudar relaciones diplomáticas plenas con la izada de la bandera cubana en su nueva embajada en Washington, aunque un largo camino todavía resta para que normalicen sus lazos.
Tres uniformados de gala marcharon por la puerta de la embajada e izaron el estandarte cubano -rojo, blanco y azul con una estrella solitaria- a las 10H36 (14H36 GMT), usando la misma copia que fue desmontada cuando los países rompieron relaciones en 1961.
Poco después, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, recibió en su gabinete al canciller cubano, Bruno Rodríguez, en la primera reunión de este nivel entre los dos países desde 1958.
Kerry expresó en una conferencia de prensa conjunta su esperanza de que los dos países puedan vivir «como buenos vecinos», mientras que Rodríguez señaló que aspira a «cooperar y coexistir de manera civilizada».
Pero los cancilleres, que se reunieron una hora más de lo previsto, admitieron las dificultades que deberán superar para alcanzar una normalización completa de las relaciones bilaterales.
«No se confundan, el proceso a la normalización completa de las relaciones (…) será largo y complejo. En el camino habrá tropiezos y momentos de frustración. Será necesario tener paciencia. Todo eso es razón suficiente para empezar», dijo Kerry.
Por su parte, Rodríguez reiteró que para la normalización de las relaciones será «esencial» el levantamiento del embargo estadounidense a Cuba, que lleva medio siglo, y la devolución del territorio «ocupado ilegalmente» de Guantánamo, donde Estado Unidos opera una base naval desde 1903.
Kerry respondió que el propio presidente Barack Obama ya formuló diversos llamados al Congreso estadounidense para que levante el embargo a Cuba, pero dejó claro que por el momento la devolución de la base de Guantánamo «no forma parte de las discusiones».
En un gesto simbólico, el pabellón cubano se sumó esta madrugada al resto de banderas de otros países que ondean fuera del edificio del Departamento de Estado.
Silvio Rodríguez, un anónimo más
Durante el acto de reapertura de la embajada, Bruno Rodríguez había mencionado en su discurso que la ceremonia culmina solo «una primera etapa del diálogo bilateral».
Bajo un calor sofocante, unos 500 invitados y una pequeña multitud de curiosos acompañaron la ceremonia en la legación cubana -una pequeña mansión neoclásica de piedra caliza a unas cuadras de la Casa Blanca- que desde inicios del siglo XX representa los intereses cubanos.
Afuera de la sede diplomática manifestantes gritaban «¡Viva Cuba!», «¡Fidel, Fidel!» y «¡Cuba sí, embargo no!», en un frenesí de camarógrafos, fotógrafos y periodistas de varios países.
En medio de la multitud que se apretujaba en la sede diplomática, el cantautor cubano Silvio Rodríguez parecía un anónimo más, ubicado no lejos de Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba.
«Nunca pensé vivir este día, y mucho menos vivirlo aquí, en Washington», dijo Rodríguez a la AFP.
La subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y la diplomática cubana Josefina Vidal, las dos mujeres que condujeron las delicadas negociaciones de alto nivel durante seis meses, pasaron la ceremonia conversando como viejas amigas, y posaron juntas y sonrientes para fotos ante la bandera cubana.
Al final de la tarde, algunos simpatizantes de Cuba protagonizaron, tambores y micrófono en mano, una celebración informal frente a la embajada.
En La Habana, un día «como cualquier otro»
En La Habana, la misión diplomática estadounidense no mostró ninguna señal de vivir un día extraordinario.
La bandera de Estados Unidos no será instalada hasta el 14 de agosto cuando Kerry viaje a La Habana para presidir los actos formales en la embajada, frente al Malecón Habanero.
Entre los pocos elementos que marcaban el cambio de estatuto, un pequeño cartel impreso en inglés en la entrada que decía: «Embajada de Estados Unidos, La Habana, 20 de julio», rematado con una pequeña bandera estadounidense pegada a la reja.
Según un agente de seguridad consultado por la AFP, la vigilancia fue reducida ligeramente en torno a la legación, un punto crucial de las negociaciones.
«Es un día de trabajo como cualquier otro», indicó a la AFP una fuente de la representación, precisando que todos los funcionarios iban a modificar sus pies de firma en la correspondencia de papel y digital.
Cambios hacia América Latina
En América Latina, donde la reanudación de lazos entre Cuba y Estados Unidos y el fin del embargo han sido un reclamo generalizado, el acercamiento entre los antiguos enemigos fue visto con esperanza de ser un punto de inflexión en la relación de Estados Unidos con la región.
«Espero que no sea solamente el día de la reapertura de las relaciones con Cuba, sino también del replanteamiento de las relaciones con América del Sur», dijo en Santiago el secretario de Unasur, Ernesto Samper.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, gran aliado de La Habana y en tensas relaciones con Washington, afirmó que espera que el paso sirva «para superar el intervencionismo» de Estados Unidos en Latinoamérica. AFP