Solían ser pequeñas y ya infundían terror. Pero ahora las pandillas de los barrios en Venezuela han dado paso a la aparición de las llamadas “megabandas”, peligrosas organizaciones criminales conformadas por 50 integrantes o más que han estado operando con impunidad y ejerciendo control sobre vastos sectores de la población, así lo publicó Antonio María Delgado en El Nuevo Herald.
El fenómeno, en un país que ya era uno de los más peligrosos del mundo, se está convirtiendo en un dolor de cabeza para el gobierno de Nicolás Maduro, que en las últimas semanas se ha visto obligado a salir a combatir a las incipientes organizaciones, emprendiendo redadas bajo el nombre de Operación Liberación del Pueblo (OLP).
Pero estas “megabanda” son hijas ilegítimas del régimen, concebidas bajo los efectos de iniciativas gubernamentales insensatas, la corrupción de funcionarios que les suministran armas de guerra y la impunidad que otorga una inexistente política de Estado para combatir el crimen, dijeron expertos consultados.
Esa combinación de factores creó el ambiente perfecto para la incubación de este tipo de agrupaciones, dijo Luis Cedeño, director ejecutivo del Observatorio de Delito Organizado en Caracas.
Según el observatorio, actualmente operan al menos 12 de estas “megabanda” en Venezuela, que están involucradas en un amplio abanico de acciones delictivas que van desde la extorsión y el secuestro hasta el robo de vehículos y el narcotráfico.
Aunque eso no quiere decir que esas sean las únicas bandas que operan en el país.
Cedeño citó un informe reciente de las autoridades policiales que ubicaba en 94 el número de bandas medianas y grandes que habían sido identificadas en Venezuela.
No obstante, la megabanda es una organización mucho mayor, que surge cuando dos o tres de ellas se fusionan para luego salir a forjar alianzas de operaciones con pandillas más pequeñas, creando así una gran red con un núcleo 50 integrantes, y un ejército de pandilleros afiliados que puede superar ese número.
“Estas bandas, como la de ‘El Picure’ y la de ‘El Juvenal’, han tomado mucha fuerza en número de integrantes, en materia de logística y en capacidad de fuego”, comentó Cedeño.
“Tienen acceso a armas de guerra, Ak-47s, AR15s, granadas fragmentarias – y eso les genera, dentro del mundo criminal, cierta prevalencia, y notoriedad– y tiene una cobertura geográfica importante, porque coordinan con pequeñas bandas locales, a las que le ofrecen logística y protección”, explicó.
Las megabandas han utilizado ese armamento para no solo emprender sus actividades delictivas, si no también enfrentar las fuerzas del orden de igual a igual, atacando con granadas y rifles de asalto estaciones de policía en incidentes recientes.