Como en el llano, los dos polos del país se juegan una nueva baraja en las próximas elecciones para vislumbrar el futuro del país que pasa necesariamente por la buena o mala salud de la democracia
Finalmente y luego de un intenso estira y encoje del partido Voluntad Popular, la Mesa de la Unidad ha logrado un viejo propósito de quienes han militado en las filas de la oposición durante esta década y media: Lograr una tarjeta única de cara a un proceso electoral, que esta vez no va a ser una elección cualquiera porque prácticamente Maduro se está jugando su liderazgo interno y externo, es decir a Rosalinda, como dicen en el llano.
Del 6D depende en buena parte la buena o mala salud de la democracia porque lo que decida el elector incidirá directamente en las próximas decisiones del gobierno y además podría establecer un ejercicio equitativo y autónomo de los poderes, entre muchas otras cosas que puede garantizar una asamblea legislativa plural, entre ellas la tan necesaria función contralora.
Además para el denominado Gran Polo Patriótico será la primera gran prueba sin la presencia de Hugo Chávez, lo cual permitirá demostrar hasta qué punto el nuevo liderazgo, acosado permanentemente por las intrigas internas y las apetencias de un sector, está en disposición de consolidarse.
Podría decirse que ya Maduro se midió con la oposición sin Chávez, pero cuando ello ocurrió estaba muy reciente el fallecimiento del comandante y aún la población mantenía una referencia sensible ante la pérdida.
En esta ocasión, como en muchas otras, el gobierno irá con todo y contra todo confrontando una pérdida de popularidad importante. Aprovechará todas las ventajas para tratar de aplastar a la oposición y garantizar la sobrevivencia. Ya hay algunos vestigios de ese uso indiscriminado inhabilitando importantes dirigentes políticos sin el debido disimulo de aplicarle la misma receta a unos cuantos camaradas, de esos muchos que pululan grotescamente haciendo fortunas desmesuradas con los dineros públicos.
Aún falta que el GPP presente sus listas y ver de qué manera se zanjan las diferencias internas de un proceso electoral que fue duro, aunque se diga lo contrario.
La oposición, consciente de que tiene otra nueva oportunidad de oro debe hilar muy fino para no frustrar con su tarjeta única a sus seguidores permanentemente quejosos por no saber canalizar sus causas.
Las controversias internas, que carcomen a ambos factores serán determinantes en esta lucha electoral. En la oposición deben buscarle soluciones a casos emblemáticos como los de la Isla de Margarita y el estado Lara para no dispersar votos frente a un adversario que no regala nada.
En el proceso la cosa funciona distinta y se impone más el stalinismo, pero la procesión va por dentro.
El discurso también será importante. Debe ser coherente y que conecte con la gente. Generar confianza y convertirse en alternativa frente al modelo de gobierno existente.
La tarjeta única es un avance, pero no es una garantía de triunfo, como tampoco lo es el para el GPP su ventajismo y poder.
Serán los votos y la actitud de la gente los que decidirán el 6D por encima de triunfalismos y cantos de sirena.
Control sin cambio
¿Vale la pena que el gobierno se empeñe en mantener el control de cambios?
Muchos opinan que no por una razón muy sencilla: No hay dólares que controlar y casi todas las divisas volaron muy alto en la previa cuando el gobierno de Hugo Chávez decidió controlar las divisas y posteriormente cuando los bolichicos entendieron el gran guiso con empresas de maletín en contubernio con otros conspicuos personajes.
De ese tiempo a esta parte se ha dilapidado una fortuna escandalosa tal como lo denunció recientemente Marea Socialista al advertir un desfalco en 15 años de 259.000 millones de dólares.
Para un país en condiciones normales, soportar semejante hueco resulta algo más que una catástrofe, pero afortunadamente el chorro de petróleo que nos manda la providencia nos mantiene respirando.
Frente a un cuadro tan dramático, sin divisas, el gobierno sigue ensayando fórmulas mágicas sin acierto lo cual ha generado diversas opiniones del mismo entorno que entienden que una situación de este tipo puede terminar en un costo político incalculable por todo lo que significa una economía en crisis con severos problemas de desabastecimiento e inflación.
Ese panorama tan difícil obliga a una nueva decisión del gabinete económico que no termina de anunciar y que puede pasar incluso por el desmontaje del control de cambios porque ya no hay nada que controlar y el dólar negro sigue marcando el rumbo de nuestra economía.
En año electoral, una inconsistencia de este tipo es temeraria. Es cierto que los pobres no usan dólares, pero no es menos cierto que los principales insumos de los artículos de la cesta básica se comprar con la moneda del Tío Sam.
ARENA Y CAL
**** MALOS PRESAGIOS rondan por el sur. En Brasil dan como un hecho una condena al ex presidente Lula da Silva además de que las cosas no andan muy bien con Dilma Roussef. En Argentina la imagen del opositor Mauricio Macri crece ante un cada vez más deteriorado y desprestigiado kirchnerismo.
**** OLP. Llega la Operación de Liberación del Pueblo a Barlovento y a los altos mirandinos. El operativo no fue tan contundente como el realizado en la Cota 905 de Caracas y hubo denuncias sobre excesos policiales y aprehensión de personas que nada tiene que ver con delitos. El ministro de Interior Justicia y Paz debe hacer los ajustes respectivos.
**** ENTRE BASURA e inseguridad transita la vida en Barlovento. El requerido módulo de la Guardia Nacional en Capaya brilla por su ausencia y recientemente el sector Los Nidales también fue escenario de secuestro express. Día a día las denuncias sobre inseguridad son espeluznantes y de la basura, ni se diga.
**** DICEN los expertos que Venezuela está muy lejos de una hiperinflación. No quisiéramos ni imaginarnos que podría ocurrir en el país si llegamos a esos niveles.
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Jairo Cuba
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