En fin, no creo que haya que llegar a estos extremos aquí en Venezuela, pero si no hay castigo, seguirá proliferando la delincuencia, más aún con la carestía y la escasez
Si hay algo que a este gobierno se le ha ido de las manos es la delincuencia. Está tan desatada que ya no debe quedar un venezolano que no haya sido víctima de un robo, un asalto a mano armada, un secuestro express o que no tenga un pariente que haya sido asesinado. Los partes son de guerra, aunque en teoría no estamos en guerra. Lo que pasa es que hay muchas formas de estar en guerra.
Por supuesto, uno de los mayores detonantes es la impunidad. Aquí los delincuentes andan como “Pedro por su casa” y nosotros, los ciudadanos de a pie, encerrados en nuestras casas, con autoimpuestos toques de queda y sistemas de comunicación con la familia que rayan en la paranoia.
No quiero imaginarme qué pasaría en el evento de un terremoto, con el gentío tratando de salir de sus fortalezas y las puertas con cerraduras tipo Multilocks descuadradas… Pero bueno, ése no es el tema de este artículo…
Por el tema de la delincuencia desatada me puse a investigar cómo castigan a los delincuentes en algunos países panas, que por lo mismo tienen índices de seguridad altísimos y de delincuencia, bajísimos.
En Cuba hay pena de muerte por fusilamiento para delitos como asesinato, sabotaje o piratería (piratería es huir en una balsa). Internan a los alcohólicos y adictos a los narcóticos en centros asistenciales, psiquiátricos o de desintoxicación para quienes estén en “estado peligroso” (que la mayoría de las veces aplica a los disidentes, pues los cubanos no tienen dinero para comprar licor ni narcóticos).
Robar un pan puede acarrear hasta un año de cárcel. Así que imagínense cuántas cadenas perpetuas consecutivas les aplicarían allá a los ladrones como los que tenemos aquí, boliburgueses, bolichicos y otros que ni son chicos, ni son “boli”, pero que son igualmente ladrones.
Vámonos a Corea del Norte, nuestro nuevo amigo, con embajada y embajador incluidos. El país más aislado del mundo. El país donde van a la cárcel quienes no lloran “lo suficiente” la muerte del dictador. El país donde ese dictador decide hasta qué ropas y qué peinados pueden usar sus habitantes. Olvídese de Internet y de la prensa libre. En Corea del Norte todos son presos del régimen.
En las cárceles norcoreanas sucede de todo y pocos sobreviven para contarlo. Entre las pocas cosas que se han sabido es que cuando la policía se enteró de que algunos condenados fingían estar enfermos, les empezaron a dar comida podrida para que eso no vuelva a ocurrir (imagínense el horror si están enfermos de verdad). Hay castigos severos como estar arrodillado en una habitación totalmente oscura durante una semana. Existen otros castigos que aún cuando no se conocen cómo se aplican, se conocen sus resultados: dañan psicológicamente a muchos presos condenados por robo, quienes quedan discapacitados o llegan a morir. La pena de muerte se aplica a diestra y siniestra.
En Irán y otros países musulmanes, a los ladrones les amputan desde los dedos de su mano derecha hasta las dos manos y los dos pies. Además, deben purgar 3 años de cárcel y encima recibir 99 latigazos, como lo estipula el Corán, Sura 5:38: “En cuanto al ladrón, hombre o mujer, cortar sus manos, como castigo por lo que han hecho: un castigo como ejemplo, por Alá, por el crimen: y Alá es grande en poder”.
Finalmente, el Estado Islámico ha impuesto la Sharia, como “advertencia y recordatorio a todas aquellas personas que viven bajo su regla”, de que cualquier comportamiento que no esté en concordancia con esta ley será cruelmente castigado. Esto incluye “lapidación hasta la muerte” para los adúlteros, crucifixión “hasta la muerte” también para ladrones y asesinos, y pena de muerte para todos aquellos que no estén adheridos a la interpretación extremista del Islam.
En fin, no creo que haya que llegar a estos extremos aquí en Venezuela, pero si no hay castigo, seguirá proliferando la delincuencia, más aún con la carestía y la escasez. Por no hablar de los linchamientos, que terminarán siendo la válvula de escape de una sociedad harta y sin esperanza.
Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb