«Es de un adulto relativamente maduro para la época. El diente no nos va a permitir ir muy lejos, pero esperamos encontrar muchos más restos de su esqueleto completo», explicó a EFE el geo-arqueólogo Christian Perrenoud por teléfono desde el lugar del hallazgo, donde dirige los grupos de búsqueda.
El incisivo frontal inferior, bautizado como Arago 149, se trata del resto humano 149 encontrado en ese yacimiento cercano a Perpiñán, en el sureste francés, donde se clasificaron cerca de 600.000 muestras arqueológicas desde que empezaron los trabajos de campo en 1964.
El hallazgo se produjo en llamada Caune de l’Arago de Tautavel, una gruta situada en un valle cortado por un cañón por donde pasa el río Verdouble y donde se habían encontrado bastantes objetos datados en el Paleolítico Inferior.
El hallazgo fue mérito de dos adolescentes, Valentín y Camille, que por primera vez participan como voluntarios en las batidas y «se llevarán un bonito recuerdo» de la búsqueda, que esta temporada arrancó el pasado mes de mayo.
«Valentin encontró el diente en la tierra, me lo enseñó y fuimos a buscar a un experto porque parecía un diente humano. Era evidente que era un diente, parece uno como los nuestros, no teníamos dudas», comentó a EFE Camille Jacquey, de 16 años.
La joven, cuya madre ya había colaborado en el yacimiento en la década de 1980 del pasado siglo, reconoció haber sentido «emoción y fascinación» cuando los antropólogos confirmaron sus sospechas.
El laboratorio constató que se trata del resto humano más antiguo encontrado por ahora en Francia, pero no en Europa, donde hay acreditadas piezas de más de 900.000 años en los yacimientos españoles de la sierra de Atapuerca (Castilla y León) y Orce (Granada), por ejemplo.
También en Francia hay lugares donde se ha establecido que hubo presencia humana mucho antes, aunque en esos yacimientos no se encontraron fósiles que pertenecieran a nuestros antepasados.
«Sabemos que el hombre está presente en Europa desde hace 1,4 millones de años, más o menos. Mucho antes que este descubrimiento. Pero hay una casi ausencia de restos», agregó Perrenoud.
El geo-arqueólogo añadió que ya se conocía la alimentación y las herramientas de quienes habitaron la zona de Tautavel hace 560.000 años, pues trabajan en ello «desde hace mucho tiempo» pero subrayó la importancia de este nuevo descubrimiento.
«A priori (el diente) es muy parecido al del hombre de Tautavel», comentó el experto, que valora especialmente esa información porque «podía haber sido una especie diferente».
A partir de la muestra podrán averiguar la «morfología externa e interna del diente» pero «no se puede sacar un modelo del espécimen en conjunto» hasta que no se encuentren más partes del esqueleto, si las hay.
La cueva de Tautavel, situada a unos 30 kilómetros de la línea que separa Francia de España por el este de los Pirineos, acoge a voluntarios de «unas 20 y 25 nacionalidades en las búsquedas», aunque la participación está reservada «a personas que hacen o van a hacer estudios sobre la prehistoria, en un sentido amplio», agregó Perrenoud.