Soy venezolano, parte de ese pueblo que desea aportar mejoras al Estado, para que el país siempre vaya hacia adelante y no en retroceso como se ha venido sintiendo en el transcurso de la “revolución socialista”, pero la realidad es que no somos tomados en cuenta
Haciendo un paseo por la historia contemporánea de Venezuela, y releer las promesas ofrecidas en “Socialismo”, las que más se han cumplido han sido las de expropiaciones, amenazas y amedrentamiento hacia periodistas, políticos, productores y empresarios, en fin, a la sociedad civil, porque todo ello afecta directa o indirectamente al pueblo venezolano.
Remontando hacia finales del siglo XX, el difunto Hugo Chávez había prometido construir una “democracia más auténtica” gracias a una nueva Constitución, así como reducir la pobreza y la corrupción. Casi 17 años después, hemos sido testigos de los resultados de aquellas promesas.
Acerca de la “construcción de una democracia más auténtica”, yo le llamaría atípica; considerando que quienes llevan casi dos décadas en el poder, han definido la palabra de origen griego a su conveniencia, sin tomar en cuenta su verdadero significado, tal como lo conceptúa el Diccionario de la Real Académica Española (DRAE): Democracia: “1. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno. 2. Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”.
Ahora bien, sí nos regimos por el DRAE, vemos que en ambas definiciones el protagonista es el pueblo. Me pregunto: ¿Actualmente quiénes son los más afectados con las decisiones del gobierno? Desde mi óptica es el pueblo, el ciudadano común que no le alcanza el sueldo, que pierde la vida en una cola o a manos del hampa, el que ya no tiene acceso a los artículos de primera necesidad, ni a la canasta básica, ni a medicinas. Todo ello, producto de políticas desacertadas de quienes se encuentran en la cúspide del poder sin considerar a las personas que allí los colocaron.
Soy venezolano, parte de ese pueblo que desea aportar mejoras al Estado, para que el país siempre vaya hacia adelante y no en retroceso como se ha venido sintiendo en el transcurso de la “revolución socialista”, pero la realidad es que no somos tomados en cuenta.
En más de una oportunidad, la oposición y personas independientes hemos aportados soluciones para salir de la crisis política, social y económica en la que estamos metidos desde hace tiempo, pero al parecer a Nicolás Maduro y su gabinete no les interesa la intervención del pueblo que clama a gritos un cambio urgente para el país, y es obvio que a ellos no les afecta.
Quisiera hacer un ejercicio mental e imaginar que realmente esas promesas en beneficios del pueblo y el desarrollo de una nación se hubiesen cumplido desde hace 17 años.
Sí se hubiese construido una “democracia más auténtica”, no existirían presos políticos; las familias permanecerían unidas sin necesidad que los hijos se vayan a otras tierras en busca de seguridad y un mejor futuro; los funcionaros de seguridad vigilarían las calles de Venezuela sin temor a ser blanco de la delincuencia; los hospitales y Barrio Adentro funcionaran y no permitirían que haya tantos enfermos y nuevas epidemias; el estado Vargas sería una referencia turística mundial… podría seguir nombrando ejemplos, pero me faltarían líneas.
Realmente tendríamos eso y mucho más, sí también se hubiese cumplido la promesa de acabar con la corrupción. Tristemente siempre ha existido, pero hay que reconocer que este gobierno se llevó los honores en ser un régimen corrupto donde se han enriquecido de una manera grotesca todos los que se encuentran en el poder y sus alrededores.
Por ello tengo fe en el cambio que se avecina con las elecciones Parlamentarias, donde los que queremos trabajar por un mejor país, podremos aportar nuestro granito de arena empezando por recobrar la independencia y autonomía de los poderes en Venezuela.
Omar Ávila
Twitter: @omaravila2010