Todas sus intervenciones públicas y sus escritos hay que seguirlos con detenimiento, porque marcan una línea de pensamiento que está generando comentarios dentro y fuera de la iglesia católica
Desde que el 26/11/2013 el Papa Francisco presentara el Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio), todas sus intervenciones públicas y sus escritos hay que seguirlos con detenimiento, porque marcan una línea de pensamiento que está generando comentarios dentro y fuera de la iglesia católica.
En la VII Cumbre de Las América celebrada en Panamá en abril/2015, el Papa Francisco a través de su canciller, el cardenal Pietro Parolin, transmitió estas palabras: “La inequidad, la injusta distribución de la riqueza y de los recursos es fuente de conflictos y de violencia entre los pueblos porque supone que el progreso de unos se construye sobre el necesario sacrificio de otros” y “La teoría del ‘goteo’ o ‘derrame’ se ha revelado falaz, no es suficiente esperar que los pobres recojan las migajas que caen de la mesa de los ricos”.
Luego, en la encíclica papal del 24/05/2015, Laudato Si (Alabado seas), defendió a la naturaleza o “casa común” e hizo una fuerte crítica a la “cultura del descarte” (significa tanto la exclusión seres humanos como de la cosas que rápidamente se convierten en basura) y a la “rapidación”, esto es, el ritmo intenso de vida y trabajo que llevamos, que además es profundamente injusto.
Finalmente, el 9/07/2015, en Santa Cruz, Bolivia, en una intervención pública, el Papa Francisco habló de las tres “T” (tierra, techo y trabajo) como “derechos sagrados”.
Cuestionó al sistema que “ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo sin pensar en la exclusión social o la destrucción de la naturaleza” y abogó por un cambio de estructuras, por cuanto este “sistema ya no lo aguantan los campesinos, los trabajadores, las comunidades, no lo aguantan los pueblos”.
Frente la globalización de la exclusión y la indiferencia levantó la propuesta de la globalización de la esperanza, que nace de los pueblos. Identificó al estiércol del diablo como la “ambición desenfrenada de dinero que gobierna” o “cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo e incluso pone en riesgo esta nuestra casa común”.
Se identificó con la propuesta de “vivir bien” y de una economía al servicio de los pueblos, no de exclusión e inequidad donde el dinero reina en lugar de servir. Los seres humanos y la naturaleza no deben estar al servicio del dinero.
Defendió un pensamiento abierto al decir: “Ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social ni la propuesta de soluciones a los problemas contemporáneos. Me atrevería a decir que no existe una receta. La historia la construyen las generaciones que se suceden en el marco de pueblos que marchan buscando su propio camino y respetando los valores que Dios puso en el corazón”.
Y sabiendo que sus posturas serán interpretadas por quienes se sienten aludidos como de marxistas, comunistas o subversivas y, por tanto, cualquier opción es “válida”, dejó colar estas palabras: “Y, por favor, les pido que recen por mí. Y si alguno de ustedes no puede rezar, con todo respeto, les pido que me piense bien y me mande buena onda”.
El reclamo
del Esequibo
Luis Angarita
El proceso de reclamo venezolano sobre el territorio de la Guayana Esequiba vuelve a activarse con ocasión a la concesión otorgada por Guyana a la petrolera Exxon. Esta situación tiene la importancia de involucrar derechos territoriales y marítimos que son de vital importancia para Venezuela, ya que compromete incluso su posibilidad de tener acceso al Océano Atlántico. La salida pacífica de controversias ha sido la postura histórica de Venezuela, e involucrar a las Naciones Unidas y su actuación como Buen Oficiante es la estrategia que ha propuesto el gobierno para mantener el legítimo reclamo del Estado venezolano. Habrá que esperar pacientemente ya que es un proceso de larga duración.
La observación
electoral en disputa
A propósito de la visita del Presidente Maduro a las Naciones Unidas para solicitar los buenos oficios de esta organización ante la reclamación del Esequibo Guayanés, durante la rueda de prensa ofrecida por el mandatario venezolano fue interrogado acerca de la posibilidad de una observación internacional para las elecciones parlamentarias, lo cual generó la respuesta categórica de “no es ni será monitoreada por nadie”. Estas declaraciones se suman a la visita del líder opositor Henrique Capriles a la Organización de Estados Americanos para hacer una similar solicitud de observación electoral, generando reacciones por parte de voceros del gobierno en claro rechazo a esta posibilidad.
Posible crisis migratoria
entre Haití y
República Dominicana
Cada día más los ojos del mundo se centran en una eventual crisis humanitaria que se pueda generar por la situaciones derivadas del proceso migratorio entre los países Haití y República Dominicana. Como podemos recordar, estos países comparten la isla La Española, lo que produce la ocasión de generar movimientos migratorios entre estas dos naciones. En los actuales momentos República Dominicana intenta aplicar un Plan de Regularización de Extranjeros que forzaría a una cantidad no determinada de personas de origen haitiano a ingresar a Haití, mientras que este país francófono manifiesta que no está en la capacidad de atender a una cantidad tal de desplazados, medida que puede dejar en una situación de desprotección a comunidades enteras.
La Voz Internacional
Escuela de Estudios Internacionales de la UCV
Franklin González