Página escrita para La Voz por los profesores de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela. La responsabilidad de las opiniones emitidas en sus artículos y notas internacionales es de los autores y no comprometen a la institución
U-topos, otro lugar
Los fundamentalismos, corrientes religiosas o ideológicas que promueven la interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales, o la aplicación estricta de una doctrina particular, han convertido al mundo en un infierno
El nuevo líder talibán, el Mullah Akhtar Mansour, hace un llamado a la unidad, se mueven las piezas del ajedrez islámico y el mundo tiembla a la expectativa. Los fundamentalismos, corrientes religiosas o ideológicas que promueven la interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales, o la aplicación estricta de una doctrina particular, han convertido al mundo en un infierno.
L´ enfer c´est les autres (el infierno es los otros), clama uno de los personajes de la pieza “A Puerta Cerrada” de Jean Paul Sartre refiriéndose a la mirada, que es lo mismo que decir, el juicio del otro; el que es distinto a mí, el que piensa diferente. En estos primeros años del Tercer Milenio la globalización ha encumbrado a la cultura occidental en el sitial de Juez Supremo. En la medida en que los procesos de modernización intenten separar a los pobladores de sus identidades y de sus redes sociales, el Islam como proyecto político y social estará allí como alternativa, como utopía. Y en esta utopía se cuelan algunos fundamentalistas, algunos radicales. Por eso, pese a que la tendencia de crear enemigos, un instrumento conocido en la política, es el fruto de la ilusión, sus consecuencias trágicas, empero, no son ilusorias.
Las dictaduras también son fundamentalistas. Persiguen y encierran a sus otros. Pero, no pueden encerrar los sueños de libertad, y ésta, eventualmente, se materializará.
Como bien dice el filósofo Miguel Abensour en el Atlas de las Utopías, publicación especial de Le Monde Diplomatique, “el hombre es un animal utópico”. La utopía no es solamente el “u-topos”, otro lugar, el lugar ideal, sino que es el lugar mismo del pensamiento creativo. La imaginación que genera la realidad.
El mundo actual debe muchísimo a las utopías del pasado. Pero, ¿y el mundo de mañana? ¿Acaso es menester resignarnos al anunciado choque de civilizaciones? Debemos, sin más, someternos a cualquier forma de totalitarismo?
En plena crisis de crecimiento y de sentido, algunos podrían apostar, no sin fundamento, a que hemos perdido nuestra capacidad de soñar colectivamente y de imaginarnos en el futuro, aquí, pero de otro modo. ¿Cómo no íbamos a desconfiar de los discursos políticos que nos prometen un hombre nuevo viviendo en un mundo perfecto, si el producto de algunas utopías literalmente aterra? Sin embargo, ¿cómo no seguir soñando con un mundo mejor?
Hay tantas causas por las que luchar de Palestina a Birmania, sin dejar a un lado nuestro país, englobadas todas en la defensa y promoción de los DDHH y la DEMOCRACIA: Repudio de los genocidios; defensa de los refugiados y los inmigrantes, en su mayoría atrapados en un limbo legal; conservación del patrimonio cultural de la humanidad; educación para todos; libertad de culto, libertad de expresión, libertad de prensa (que no es lo mismo ni se escribe igual), elecciones libres, libertad sexual, LIBERTAD; desarrollo sustentable, cambio climático, especies en extinción; en otras palabras, construcción de la PAZ. Y tantas modalidades, que el activismo tradicional se ha visto superado por lo que algunos llaman clickactivismo o activismo on line …
No permitamos que el desencanto se apodere de nosotros. Un mundo mejor es posible. Una Venezuela mejor es posible. Solo hay que salir de nuestra zona de confort y llevar nuestros ideales al terreno de la acción.
Héctor Constant Rosales
Esequibo: fronteras y paz
Avivar un conflicto territorial en el siglo XXI es complejo, sobre todo después de grandes logros regionales en los que va de siglo, como la declaratoria de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. Sin embargo, tampoco puede renunciarse a conceptos básicos de respeto a la soberanía y buena vecindad entre las naciones. El diferendo del Esequibo reabre viejas heridas en la memoria histórica venezolana, luego de que el memorando del Dr. Mallet Prevost de 1944 demostró que el despojo de la Guayana Esequiba fue resultado de una componenda política. Sorprende que hoy, el gobierno de Guyana no quiera escuchar ningún razonamiento para mantener conversaciones ajustadas a los mecanismos diplomáticos vigentes en las últimas cinco décadas.
El petróleo que
nos (des)une
Primero con el Pacto de San José, y luego con mucho mayor ahínco con el nacimiento de PetroCaribe, Venezuela desarrolla desde hace años una política sostenida de cooperación energética hacia el Caribe insular y continental. En los últimos años, el petróleo buscó ser un instrumento para fortalecer la integración y darle un rostro social, como lo demuestran los más de 90 proyectos actualmente en ejecución del Fondo social ALBA-Caribe. Pero esta política de beneficios energéticos compartidos se opone a los intereses de grandes compañías petroleras transnacionales que siembran discordias en la región. Hoy quieren que el petróleo nos desuna. Hay que evitarlo.
MERCOSUR
en continuo
Recién culmina la ExpoBolívar 2015, donde estuvimos participando con una conferencia sobre el MERCOSUR. El público muy entusiasta, sigue con detalle las ventajas de este esquema de integración al que recientemente se unió también como miembro pleno el Estado Plurinacional de Bolivia. Los puntos que más resaltan en el interés colectivo son la puesta en vigencia en Venezuela del “Pasaporte del MERCOSUR”, así como la posibilidad para todos los ciudadanos de ingresar a cualquier país del bloque sólo con un documento de identidad, lo cual va abonando el camino de la identidad regional. La idea es que todas y todos nos sintamos cada vez más como actores protagonistas de la integración.
María Gabriela Mata Carnevali
e-mail: matacarnevali@gmail.com