José María Miculax Bux, mejor conocido como Miculax, fue el primer asesino en serie capturado, enjuiciado y sentenciado en esa nación centroamericana
José María Miculax Bux fue un asesino en serie que entre los meses de enero a abril del año 1946 dio muerte, en compañía de su primo Mariano Macú Miculax, a un total de 15 niños y adolescentes. La aberrante pareja abusaba sexualmente de los jovencitos, mientras los asfixiaban utilizando una cuerda con la que ataban las manos y el cuello de sus víctimas.
Aquél psicópata, nacido en 1925, creó un ambiente de zozobra y temor en la Guatemala de aquellos días, obligando a todas las fuerzas de seguridad a dedicarse a la cacería del sujeto involucrado en estos actos.
Por esta época, los habitantes de la ciudad capital, Mixco y La Antigua, fueron testigos del aparecimiento de los cuerpos de los jovencitos asesinados a intervalos relativamente cortos, en algunos momentos casi a diario, lo que incrementaba el temor, así como la presión pública sobre las fuerzas de seguridad y la administración del presidente Juan José Arévalo.
La captura
Entre las víctimas reconocidas en este caso hay cinco jovencitos de 15 años de edad, dos de 14 años, cuatro de trece años, tres de 12 años y uno de 11 años. Fue a finales del mes de abril de 1946, cuando por fin, tras la descripción proporcionada por una anciana, que se capturó a Miculax y posteriormente, a su primo Mariano.
José María Miculax confesó sin dificultad ante el Juez 5º de Paz sus crímenes, señalando a Mariano como su cómplice. Este, a su vez, negó los hechos pero, tras un careo, las autoridades notaron las inconsistencias y le inculparon también.
Varios niños, que habían logrado escapar de las garras de Miculax, fueron llamados por las autoridades para realizar la identificación. Igualmente, la mujer que había dado previamente una descripción aportó un dato importante, pues Miculax tenía un problema al caminar que lo hacía notorio. Así las cosas, el mismo acusado condujo a la policía a donde se encontraban dos cadáveres que aún no habían encontrado.
Mucho se habló del papel que habría jugado el presidente Arévalo en todo esto, pero lo que fue evidente es que para juzgar al asesino y a su primo se promulgó una legislación especial que abreviaba los procedimientos. Se trata del decreto 235 del Congreso de la República bautizado popularmente como la Ley Miculax.
La parte considerativa de la Ley Miculax señalaba “Considerando: que existen hechos delictuosos cuya comisión por su naturaleza causa justificada alarma en la sociedad y que exigen un procedimiento rápido para que la ley sea aplicada sin más demora que la estrictamente necesaria para la comprobación de los hechos y el ejercicio del derecho de defensa de los enjuiciados a fin de restablecer la tranquilidad social.”
Bajo la llamada Ley Miculax, los acusados, que habían sido capturados el 26 y 27 de abril de 1946, recibieron su sentencia el día 18 de junio del mismo año. José María Miculax Bux fue condenado a la pena capital y su primo, Mariano Macú Miculax, a 30 años de cárcel.
Estudiaron su cadáver
Tras pasar todas las instancias legales, José Miculax Bux enfrentó al pelotón de fusilamiento el 18 de julio de 1946. La ejecución fue pública y a ella asistió una multitud que se dio cita frente a la pared exterior del Cementerio General, donde Miculax bebió sus dos últimos octavos y recibió asistencia espiritual.
Momentos antes de ser acribillado por el pelotón, gritaba que quería hablarle a los presentes insistiendo en que él solo había matado a cuatro y su primo al resto y a este lo dejaban vivo. La leyenda del asesino en serie se incrementó, cuando, con posterioridad al fusilamiento, la facultad de Medicina de la Universidad de San Carlos decidió hacer estudios del cadáver y en particular de la cabeza del criminal, para lo cual fue retirada del cuerpo, hasta que en los años ´90 se reportó que la misma había sido robada.
Para muchas generaciones posteriores de niños, este personaje de la Guatemala de ayer, se convirtió en la advertencia para evitar el contacto con extraños e incluso para mantener el comportamiento que sus padres esperaban de ellos, pero más allá de eso, Miculax fue la advertencia para todo aquel que decidiese recorrer sus pasos.
Miculax fue fusilado mediante un procedimiento abreviado, impulsado durante el gobierno de Arévalo y motivado por la alarma de la sociedad de aquellos días. En el año 1946 la sociedad guatemalteca le envió un mensaje claro a todo aquel criminal que amenazara la tranquilidad del país y la seguridad de sus ciudadanos, especialmente los niños y adolescentes.
El juicio y fusilamiento de Miculax, así como todas las acciones llevadas a cabo para lograrlo se constituyeron en una verdadera advertencia de lo que pasaría a todo aquel siguiera los pasos del tristemente famoso asesino.
El pueblo dio una
respuesta contundente
El momento histórico, el sentido común, pero sobretodo la complicidad ciudadana, hicieron posible que los guatemaltecos dieran una respuesta contundente a una serie de crímenes cometidos por José Miculax Bux con saña, desprecio a la vida y a la inferioridad física e indefensión de las pequeñas y sumamente jóvenes víctimas
Edda Pujadas Twitter: @epujadas