La rutina fronteriza se quebró. Susana (nombre ficticio para preservar su identidad) vive en el caserío Llano de Jorge, a casi seis kilómetros de San Antonio, pero trabaja en Cúcuta, Colombia. Desde que cerraron la frontera, el jueves pasado en la mañana, le cobran 1.000 bolívares por pasarla cargada en hombros–para que no se moje sus pies en el río- a través de una trocha hasta la población colombiana Sabana Potrera o La Parada. El regreso le cuesta 20.000 pesos, equivalentes a 4.000 bolívares.
Para quienes viven y laboran del lado venezolano, el cierre de la frontera también implica dificultades. El hermano de Susana trabaja en San Antonio del Táchira, apenas a 10 minutos de su vivienda, pero las alcabalas militares y policiales que están instaladas, debido al estado de excepción, hacen que ese trayecto se alargue una hora.
El expresidente del capítulo tachirense de Fedecámaras, José Rozo, contó que hay tres puntos de control y revisión para entrar a San Antonio, y que en el trayecto de 51 kilómetros desde San Cristóbal hay cinco más.
El sábado pasado, 22 de agosto, los empresarios de la zona se reunieron con las autoridades militares, a cargo del operativo extraordinario en la frontera tachirense, para pedirles la autorización de salvoconductos para los comerciantes, industriales y trabajadores que viven de un lado de la frontera, pero trabajan del otro. Para este lunes 24 no había respuestas oficiales.
La presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio, Isabel Castillo, destacó que solo 10% de las industrias está operando, mientras que 30% de los comercios, sobre todo panaderías, supermercados y bancos, abrieron en el primer día de la semana.
“Nos dijeron que teníamos que abrir, pero hay mano de obra que viene de Colombia, dueños de comercios que viven en el Norte de Santander, y no pueden llegar”, dijo Castillo, quien agregó que todas las preocupaciones expresadas durante la reunión del sábado han sido ignoradas hasta los momentos.
Fuentes consultadas aseguraron que en los supermercados que abrieron este lunes en San Antonio se pudo observar más abastecimiento del normal, y que las colas de personas para comprar bienes básicos eran bastante largas.