Hungría reveló el miércoles planes de reforzar su frontera sur con helicópteros, policía montada y perros, y también consideraba enviar al Ejercito para controlar el número récord de inmigrantes, en su mayoría sirios, que han pasado a través de vallas de alambres de púas para llegar al territorio europeo.
Reuters
Más de 2.500 desplazados mayormente sirios, afganos y paquistaníes cruzaron desde Serbia a la Unión Europea, superando las barreras fronterizas para caer en manos de una fuerza policial húngara que apenas da abasto para tomarles la identificación y procesar su ingreso.
Algunos disturbios surgieron brevemente en un atestado centro de recepción en la región fronteriza de Roszke, donde efectivos lanzaron gases lacrimógenos.
Unos 1.300 inmigrantes habían sido detenidos hasta las 09.30 hora local (0730 GMT) del miércoles.
Otros muchos han pasado inadvertidos, utilizando los huecos de una barrera sin terminar mientras Europa sopesa qué hacer frente a la peor crisis de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial.
En Alemania, que espera recibir 800.000 personas que pedirán asilo este año, la canciller Angela Merkel acudió a la ciudad oriental de Heidenau, cerca de Dresden, donde ocurrieron violentos enfrentamientos el fin de semana que involucraron a militantes de extrema derecha que protestaban por el arribo de unos 250 refugiados.
La canciller dijo que en Alemania no había tolerancia a la xenofobia, después de ser abucheada por un grupo de 50 personas durante su visita a la localidad.
“No existe tolerancia hacia estas personas que cuestionan la dignidad de otros, no hay tolerancia para quienes no tienen voluntad de ayudar donde se necesita ayuda legal y humana”, expresó.
En medio de los ataques frecuentes contra los centros de refugiados y advertencias sobre una creciente xenofobia, el Gabinete alemán acordó duplicar este año el financiamiento para ayudar a las ciudades a lidiar con el número récord de llegadas.
SIN ÓRDENES DE DISPARAR
Hungría, que forma parte de la zona Schengen -un espacio creado en 1995 que suprime las fronteras comunes entre los países integrantes, está construyendo una valla a lo largo de sus 175 kilómetros de frontera con Serbia, en un intento por contener el flujo migratorio.
La medida fue ordenada por el Gobierno del primer ministro Viktor Orban, quien dice que el flujo de inmigrantes es un problema para la seguridad, la prosperidad y la identidad europeas.
Un portavoz del Gobierno, Zoltan Kovacs, dijo que el Parlamento debatirá la próxima semana si despliega o no el Ejército en su frontera.
“El Gobierno y el gabinete de seguridad de Hungría (…) han discutido el tema de cómo podría ser utilizado el Ejército para ayudar a proteger la frontera del país y de la UE”, dijo Kovacs.
Las autoridades dijeron que más de 140.000 inmigrantes habían entrado en Hungría desde Serbia en lo que va de año. El número de personas que se desplaza a través de los Balcanes se ha disparado en las últimas semanas. En concreto, 3.000 han cruzado a Macedonia cada día desde Grecia, y desde allí son llevados en tren y autobús al norte de Serbia y más al norte.
El comisario jefe de la Policía húngara, Karoly Papp, dijo que la policía preparaba seis unidades especiales de patrulla fronteriza con un dispositivo inicial de 2.106 agentes, equipados con helicópteros, caballos y perros, que se enviarían en función de la situación en la frontera serbia.
“Ellos no tienen y no tendrán órdenes de disparar”, dijo Papp en una rueda de prensa.
En Röszke, el portavoz de la policía dijo que unos 200 inmigrantes en el centro de recepción donde se caldearon los ánimos se habían negado a que les tomaran las huellas digitales.
Casi todos esperan llegar a los países más ricos de Europa septentrional y occidental, como Alemania y Suecia, pero si les toman las huellas digitales en Hungría corren el riesgo de ser devueltos a Budapest si se les detecta, según las reglas de la UE.
Hungría reveló el miércoles planes de reforzar su frontera sur con helicópteros, policía montada y perros, y también consideraba enviar al Ejercito para controlar el número récord de inmigrantes, en su mayoría sirios, que han pasado a través de vallas de alambres de púas para llegar al territorio europeo.
Reuters
Más de 2.500 desplazados mayormente sirios, afganos y paquistaníes cruzaron desde Serbia a la Unión Europea, superando las barreras fronterizas para caer en manos de una fuerza policial húngara que apenas da abasto para tomarles la identificación y procesar su ingreso.
Algunos disturbios surgieron brevemente en un atestado centro de recepción en la región fronteriza de Roszke, donde efectivos lanzaron gases lacrimógenos.
Unos 1.300 inmigrantes habían sido detenidos hasta las 09.30 hora local (0730 GMT) del miércoles.
Otros muchos han pasado inadvertidos, utilizando los huecos de una barrera sin terminar mientras Europa sopesa qué hacer frente a la peor crisis de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial.
En Alemania, que espera recibir 800.000 personas que pedirán asilo este año, la canciller Angela Merkel acudió a la ciudad oriental de Heidenau, cerca de Dresden, donde ocurrieron violentos enfrentamientos el fin de semana que involucraron a militantes de extrema derecha que protestaban por el arribo de unos 250 refugiados.
La canciller dijo que en Alemania no había tolerancia a la xenofobia, después de ser abucheada por un grupo de 50 personas durante su visita a la localidad.
“No existe tolerancia hacia estas personas que cuestionan la dignidad de otros, no hay tolerancia para quienes no tienen voluntad de ayudar donde se necesita ayuda legal y humana”, expresó.
En medio de los ataques frecuentes contra los centros de refugiados y advertencias sobre una creciente xenofobia, el Gabinete alemán acordó duplicar este año el financiamiento para ayudar a las ciudades a lidiar con el número récord de llegadas.
SIN ÓRDENES DE DISPARAR
Hungría, que forma parte de la zona Schengen -un espacio creado en 1995 que suprime las fronteras comunes entre los países integrantes, está construyendo una valla a lo largo de sus 175 kilómetros de frontera con Serbia, en un intento por contener el flujo migratorio.
La medida fue ordenada por el Gobierno del primer ministro Viktor Orban, quien dice que el flujo de inmigrantes es un problema para la seguridad, la prosperidad y la identidad europeas.
Un portavoz del Gobierno, Zoltan Kovacs, dijo que el Parlamento debatirá la próxima semana si despliega o no el Ejército en su frontera.
“El Gobierno y el gabinete de seguridad de Hungría (…) han discutido el tema de cómo podría ser utilizado el Ejército para ayudar a proteger la frontera del país y de la UE”, dijo Kovacs.
Las autoridades dijeron que más de 140.000 inmigrantes habían entrado en Hungría desde Serbia en lo que va de año. El número de personas que se desplaza a través de los Balcanes se ha disparado en las últimas semanas. En concreto, 3.000 han cruzado a Macedonia cada día desde Grecia, y desde allí son llevados en tren y autobús al norte de Serbia y más al norte.
El comisario jefe de la Policía húngara, Karoly Papp, dijo que la policía preparaba seis unidades especiales de patrulla fronteriza con un dispositivo inicial de 2.106 agentes, equipados con helicópteros, caballos y perros, que se enviarían en función de la situación en la frontera serbia.
“Ellos no tienen y no tendrán órdenes de disparar”, dijo Papp en una rueda de prensa.
En Röszke, el portavoz de la policía dijo que unos 200 inmigrantes en el centro de recepción donde se caldearon los ánimos se habían negado a que les tomaran las huellas digitales.
Casi todos esperan llegar a los países más ricos de Europa septentrional y occidental, como Alemania y Suecia, pero si les toman las huellas digitales en Hungría corren el riesgo de ser devueltos a Budapest si se les detecta, según las reglas de la UE.