Cuando el ser humano se siente vigilado se vuelve más precavido y prudente. Esa es una realidad universalmente conocida. Lo curioso es que no hace falta que las miradas que la persona siente sobre sí sean auténticas.
Un poster o una valla publicitaria con unos ojos a gran tamaño surten el mismo efecto. Así lo prueba un estudio realizado en la Universidad de Newctasle. Ese campus británico era conocido por sufrir una oleada de robos de bicicletas.
Tras instalar un gigantesco panel en el parking de la Universidad, con unos ojos vigilantes, el porcentaje de hurtos descendió un 62%.