El homicidio de Luis Miguel Ramírez Parra (18) desató la furia de la comunidad de Brisas de Lago, en San Francisco. Los vecinos se organizaron, siguieron al asesino, John Nerio Ortiz López (27) y lo lincharon, mientras su cómplice escapó de la turba.
Los Ramírez explicaron que el pasado sábado a las 11.30 de la noche su pariente estaba en la casa de su novia, en la calle 42, cuando Ortiz llegó acompañado de su hermano, apodado el “Niño”. “Ellos llegaron, entraron a la casa de la muchacha, saludaron a Luis y de pronto John sacó una escopeta”. El homicida disparó en una sola oportunidad a una distancia muy corta.
Luis Miguel cayó de espaldas en la sala de la casa de su suegra. El disparo llamó la atención de todos los habitantes de la calle. Alguien llamó a Darwin Parra, tío del baleado, quien llegó en su carro para trasladarlo al Centro de Diagnóstico Integral Lago Medio. Mientras unos se preocupaban por salvar al herido, otros se organizaban para linchar a los asesinos.
El homicidio de Luis Miguel Ramírez Parra (18) desató la furia de la comunidad de Brisas de Lago, en San Francisco. Los vecinos se organizaron, siguieron al asesino, John Nerio Ortiz López (27) y lo lincharon, mientras su cómplice escapó de la turba.
Los Ramírez explicaron que el pasado sábado a las 11.30 de la noche su pariente estaba en la casa de su novia, en la calle 42, cuando Ortiz llegó acompañado de su hermano, apodado el “Niño”. “Ellos llegaron, entraron a la casa de la muchacha, saludaron a Luis y de pronto John sacó una escopeta”. El homicida disparó en una sola oportunidad a una distancia muy corta.
Luis Miguel cayó de espaldas en la sala de la casa de su suegra. El disparo llamó la atención de todos los habitantes de la calle. Alguien llamó a Darwin Parra, tío del baleado, quien llegó en su carro para trasladarlo al Centro de Diagnóstico Integral Lago Medio. Mientras unos se preocupaban por salvar al herido, otros se organizaban para linchar a los asesinos.