La galaxia, conocida como Markarian 231 –a unos 600 millones de años luz de distancia–, es la galaxia más cercana a la Tierra que hospeda un quásar, las entidades increíblemente poderosas que son los objetos más brillantes en el universo.
Considerando que es la primera vez que se ha confirmado que existe un agujero negro binario en un quásar, el descubrimiento tiene repercusiones para su estudio. La estructura binaria podría ser más común que lo que originalmente se pensó.
«Estamos sumamente entusiasmados con este hallazgo ya que no solo muestra la existencia de un estrecho agujero negro binario en Mrk 231, sino que también abre una nueva forma de buscar sistemáticamente agujeros negros binarios a través de la naturaleza de su emisión de luz ultravioleta», dijo Youjun Lu de los Observatorios Astronómicos Nacionales de China de la Academia China de las Ciencias.
Se cree que el agujero negro principal es 150 millones de veces la masa de nuestro sol. Su compañero es de 4 millones de veces la masa de nuestro sol.
La energía creada por los dos agujeros negros está produciendo estrellas en Mrk 231 a una velocidad 100 veces mayor que la de la Vía Láctea, donde reside nuestro sistema solar. En el centro de la Vía Láctea también hay un agujero negro, pero no un quásar.
Los quásares –la palabra viene de la abreviación de «objetos cuasi-estelares»– fueron descubiertos en 1963 por el astrónomo Maarten Schmidt.
Los objetos, los cuales están extremadamente distantes, bombean enormes cantidades de radiación gracias a la acción de los agujeros negros dentro de ellos. Los agujeros negros están succionando y aplastando cualquier cosa cercana: planetas, estrellas, cualquier estructura que deambule dentro de su campo de fuerza.
El resultado es un «disco de acrecentamiento» infinitamente caliente.
«Ese disco, entonces, es más brillante que… toda una galaxia», le dijo Schmidt a CNN en el 2013.
En cuanto a los agujeros negros, esos curiosos objetos creados por el colapso de la estrella, estos podrían no ser tan infinitamente profundos como se creía.
Apenas la semana pasada, el astrofísico Stephen Hawking postuló que una persona que pasa a través de un agujero negro –el cual, con su fuerza gravitacional masiva, es como un pozo sin fondo del que ni siquiera la luz puede escapar– puede terminar en otro universo.
«El agujero tendría que ser grande, y si estuviera girando, podría tener un pasaje hacia otro universo. Pero no podrías regresar a nuestro universo», dijo Hawking la semana pasada. «Así que, aunque soy un entusiasta de los vuelos espaciales, no voy a intentar eso».
Los agujeros negros en Mrk 231 colisionarán en «unos cuantos cientos de miles de años», dijo la NASA. Podría ser mejor evitar la zona si, cuando llegue el momento, estás pilotando una nave.
Los hallazgos fueron publicados originalmente en la edición del 14 agosto de la revista The Astrophysical Journal.