La enfermedad de Lyme es la enfermedad más comúnmente diseminada por las garrapatas en Estados Unidos. Por lo tanto, vale la pena tomar precauciones para prevenir la enfermedad, especialmente cuando los niños juegan en zonas arboladas, herbosas o tupidas y viven o vacacionan en un área donde la enfermedad de Lyme es prevalente.
La enfermedad de Lyme es producto de la bacteria llamada Borrelia burgdorferi. Las garrapatas de patas negras, también conocidas como garrapatas del venado, se alimentan de la sangre de animales y seres humanos, y no solamente pueden portar la bacteria sino también diseminarla mientras comen.
Las garrapatas suelen vivir en el césped alto, las matas, los arbustos y las zonas boscosas. Cuando los niños juegan en un lugar donde el césped es corto o en una zona de juego cubierta por otro material, entonces las garrapatas no son un problema grande. No obstante, cuando los niños salen de caminata al bosque o juegan en lugares con césped alto, o hay muchas matas y arbustos en el patio, entonces es preciso tomar medidas para reducir la probabilidad de que los niños terminen con garrapatas.
Una de las mejores maneras de disuadir a las garrapatas es vestir ropa que cubre brazos y piernas, tal como camisas de manga larga y pantalones largos metidos dentro de las medias, además de un sombrero. Obviamente, ese tipo de ropa puede resultar incómodo en el verano, sobre todo en los niños que se la pasan corriendo y jugando.
Si sus hijos prefieren vestir pantalones cortos y camisetas para luego jugar en zonas propensas a las garrapatas, entonces es importante aplicarles repelente de insectos. A fin de mantener alejadas a las garrapatas, el repelente debe tener una concentración mínima de 20 por ciento de DEET. Algunos padres creen que el DEET es peligroso, pero si se siguen las instrucciones, éste puede ser seguro en niños de 6 meses en adelante.
Se puede también aplicar en la ropa de los niños un repelente de insectos llamado permetrina, que no repele las garrapatas sino que las elimina. Se puede rociar el repelente en la ropa por anticipado, de manera que tenga tiempo de secarse antes de que los niños se la pongan, o también se puede adquirir ropa con permetrina impregnada en la tela.
Si ve una garrapata en la piel del niño, sáquela cuanto antes. La mejor manera de hacerlo es con pinzas: agárrela por la cabeza, donde está prendida a la piel; no la apriete, ni la aplaste ni la retuerza, sino que hálela hacia fuera con cuidado y presión constante.
Si la garrapata está muy hinchada, eso significa que ha estado comiendo durante buen rato. La garrapata necesita estar prendida 36 horas o más antes de transmitir la bacteria que causa la enfermedad de Lyme. Si encuentra una garrapata hinchada en su hijo y usted vive en una zona donde la enfermedad de Lyme es prevalente, extraiga la garrapata y llévela al médico junto con el niño. El médico puede decidir si es necesario administrar antibióticos al niño para prevenir la enfermedad de Lyme.
Los síntomas de las primeras etapas de la enfermedad de Lyme incluyen una afección similar a la gripe que generalmente implica malestar y dolores. Algunas personas desarrollan fiebre, mientras que otras no lo hacen. Sin embargo, el síntoma que hay que vigilar es la aparición de una mancha en forma de ojo de buey en el sitio donde estaba prendida la garrapata. Esto ocurre en hasta 80 por ciento de las personas con la enfermedad de Lyme. Es normal que después de la picadura de la garrapata se desarrolle un pequeño bulto, pero si después de varios días el enrojecimiento se expande hasta formar un sarpullido con patrón de ojo de buey y con un anillo exterior de color rojo que rodea una zona clara, entonces es necesario acudir al médico. No olvide mencionar que el niño recién estuvo afuera y alrededor de garrapatas.
El tratamiento de la enfermedad de Lyme normalmente implica administrar un curso breve de antibióticos. Cuando la enfermedad de Lyme se trata en las primeras etapas, generalmente es posible eliminarla bien y sin problemas a largo plazo.
Dra. Bobbi Pritt, Medicina de Laboratorio y Patología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.