Hace cincuenta años, casi todos los hombres estadounidenses en edad de trabajar tenían un empleo o estaban buscando alguno.
Ese ya no es el caso.
La tasa de participación de la fuerza laboral para hombres entre 25 a 54 años de edad era de casi el 97% en 1965, pero ahora se encuentra alrededor de un récord bajo de 88%. Ese promedio incluye a aquellos que están trabajando o están buscado trabajo en las últimas cuatro semanas.
Si la tasa de participación se hubiera mantenido estable, más de cinco millones de hombres más estarían en la fuerza laboral.
Los hombres están abandonando la fuerza laboral en gran parte porque no pueden encontrar empleos que paguen con un salario decente o no cuentan con la educación y habilidades para conseguir empleo, dicen los expertos.
Richard Kessler es uno de ellos.
Kessler, quien trabajó como analista de investigación y administrador de base de datos financieros, no ha tenido un trabajo estable desde que fue despedido durante la recesión de la década de 1990. Él tenía 37 años.
Al no poder encontrar un empleo, él se convirtió en un padre a tiempo completo para su hijo, Chris. Aun así, él buscó trabajo y pasó por un programa de recapacitación, aprendiendo habilidades informáticas, tales como Word y Excel, a mediados de la década de 1990. Sin embargo, los puestos de trabajo que le ofrecían solo pagaban 8 dólares por hora.
«No tenía sentido darle eso a una niñera», dijo Kessler, ahora de 60 años de edad y quien reside en Bernardsville, Nueva Jersey, con su esposa, quien es analista de negocios.
Kessler decidió empezar a buscar trabajo de nuevo cuando Chris llegó a la adolescencia. Pero eso coincidió con la Gran Recesión, cuando los trabajos nuevamente escasearon. Él no ha enviado un curriculum vitae en más de un año y dijo que carecía de las habilidades técnicas y referencias necesarias para poder obtener un empleo.
«No sé qué es peor… el estrés de no tener un puesto de trabajo o el estrés de tener un trabajo», dijo. «Tengo un título universitario. Ahora es totalmente inútil».
Otros hombres tienen diferentes problemas, sobre todo, antecedentes penales. Un número cada vez mayor de hombres que deberían estar trabajando están en prisión o tienen antecedentes penales que hacen que sea difícil que los contraten.
Alrededor de 5,6 millones de hombres se encontraban en prisión, en período de prueba o en libertad condicional en el 2013, según las últimas estadísticas de la Oficina Federal de Justicia. Alrededor del 34% de los hombres desempleados entre 25 a 54 años de edad tienen antecedentes penales, de acuerdo a una encuesta realizada a principios de este año por New York Times/CBS News/Kaiser Family Foundation.
Así mismo, cada vez más, los hombres optan por inscribirse en el programa de Seguro Social por Incapacidad, lo cual estalló durante la Gran Recesión. El número de trabajadores de sexo masculino con discapacidad se duplicó entre 1993 y 2013 para un total de 4,6 millones, la cifra más reciente que está disponible.
David Berkenbush trabajaría si tuviera la oportunidad, pero no logra encontrar un trabajo que pague lo suficiente para que él cubra sus gastos médicos. Berkenbush, quien tiene fibrosis quística, ha estado en discapacidad desde que fue despedido de su último empleo en planilla en el 2006.
El año pasado, él buscó algunos empleos temporales en su campo, pero solo pagaban entre 15 a 18 dólares la hora, menos de la mitad de lo que ganaba hacía 15 años. Eso no alcanzaría para cubrir sus medicamentos, los cuales cuestan casi 100.000 dólares al año.
«No vale la pena obtener estos empleos», dijo Berkenbush, de 55 años de edad y quien reside en Pequannock, Nueva Jersey, y recientemente tuvo que echar mano de sus cuentas de jubilación por primera vez.
Los trabajadores de sexo masculino más jóvenes, sobre todo los que no tienen títulos universitarios, también se están quedando fuera de la fuerza laboral, dijo David Autor, profesor de economía del Instituto Tecnológico de Massachusetts. Con la disminución de las industrias manufactureras y de la construcción, hay menos oportunidades para que estos hombres encuentren un empleo remunerado. Así que, muchos de ellos trabajan fuera de la red, se inscriben en ayuda gubernamental o bien optan por una vida delictiva.
Ya sea que cuenten con educación superior o no, aquellos que tienen lagunas en su curriculum vitae podrían enfrentar mayores dificultades para lograr una entrevista y, aún peor, un empleo. Incluso un descanso de seis meses podría plantear interrogantes.
«Si no estás en el campo durante una cierta cantidad de tiempo, te vuelves alguien que no puede encontrar empleo», dijo John Silvia, economista en jefe de Wells Fargo. «Es una espiral descendiente».
La tasa de participación en declive no solo es problema para los hombres que no pueden encontrar empleo y sus familias. Estos hombres no están contribuyendo a la economía o pagando impuestos.
Además, están demostrando ser menos atractivos para las mujeres. Un empleo sólido es la prioridad #1 que las mujeres quieren en su pareja, según un informe del Centro de Investigación Pew realizado el año pasado.
«Las mujeres están optando por no casarse con hombres que no serán socios económicos», dijo el autor.