El torneo Preolímpico es el primer logro grande de un proceso que espera tener continuidad. El Dream Team estadounidense felicitó al conjunto nacional y lo retó a un juego amistoso en su camino hacia los Juegos Olímpicos
Todos celebran (mos) el sonoro éxito en el Preolimpico de México -primer título de América que logra el baloncesto venezolano- junto al boleto para los Juegos de Río 2016.Y no ha faltado el justo reconocimiento para los jugadores, el cuerpo técnico comandado por Néstor García y cuantos tuvieron que ver con la hazaña.
Es preciso convenir, además, en que eso forma parte de un proceso todavía en desarrollo, pero que muestra con vigor sus primeros logros. Y el momento es bueno para transitar el camino que tiene un objetivo inmediato en la cita olímpica y otro, a largo plazo, con su proyección hacia el desarrollo del baloncesto nacional. Es recordar algunas fases de un trabajo a largo plazo, recordando aquello de que “Roma no se hizo en un día”.
Sin entrar en honduras sobre los errores en el camino, sobre las cosas que es preciso corregir en las estructuras de la disciplina, precisa reconocer el buen trabajo de la selección. Casi tres meses de actividad, iniciada en España, en el medio con el viaje a los Panamericanos de Toronto. Vuelta a Europa, topes con universitarios de Estados Unidos, con equipos de España, luego selecciones de ese continente y el cierre en un choque ante España. Este último, por su desarrollo y resultados, ya mostró la evolución del grupo y dio pie a pensar en que la actuación en el Preolímpico podía cambiar la imagen de Canadá.
Hubo completo respaldo para un programa de preparación sumamente costoso. Solo así podían cumplirse sus pasos (viajes, hospedaje, viáticos y todos los requerimientos para la atención integral a los atletas). Incluso se produjo el establecimiento de una segunda selección, paso muy positivo a pesar de los marcadores desfavorables en Argentina. Ignoramos de dónde salieron los recursos, aparte de lo dispuesto por el ministerio respectivo, lo importante es que se pudo realizar, viajando además a México con una antelación que permitió aclimatarse.
Los reveses en los Panamericanos, asimismo, fueron bien asimilados, porque se hicieron ajustes importantes. Miguel Ruiz, que en Toronto solo recibió fogueo cuando no había remedio, mostró su poder de salto, su “timing” y poder en los tableros, en Europa surgieron Anthony Pérez, Javinger Vargas y César García -entre otros- listos para recibir la oportunidad.
Antecedente
Ahora bien, conviene recordar que, en ocasión del Preolímpico de 2011, en Mar del Plata, un cuadro renovado presentó a seis de los “conquistadores de México”: Colmenares, Cubillán, Graterol, Guillent, Lewis Padrón y José Vargas, entonces incorporados junto a Grégory Echenique, Greivis Vásquez y José Bravo (que siguen estando en el candelero, aunque no hayan jugado en México), con los veteranos Héctor Romero, Axiers Sucre y Oscar Torres.
Esos nombres, recogidos de La Vinotinto del baloncesto, van con un comentario del autor, Freddy Chavier, que en estos momentos no tiene desperdicio: “una escuadra altamente renovada, incluyendo un cambio total en la dirección técnica y 8 jugadores que no excedían los 25 años, cinco de ellos estrenándose en torneos oficiales”.
Abunda en que “se agregó una excelente preparación de seis semanas y 13 encuentros de fogueo, y el resultado fue un quinto puesto y el boleto al repechaje preolímpico del siguiente año”, concluyendo en que “sobre todo la representación patria mostró un esquema de juego definido, combinado con una buena dosis de disciplina táctica, algo muy poco común en nuestras selecciones, dejando la sensación que este torneo pudiera significar el punto de partida para que estas nuevas camadas intenten emular lo conseguido por la generación de los Héroes de Portland”. (Destacado nuestro).
En aquel momento, ya Daniel Seoane figuraba como asistente, junto a Henry Paruta, con la dirección a cargo del estadounidense Eric Mulsselman. Y el equipo mostró progresos, dentro de un perfil ofensivo, aunque no tuvo el seguimiento preciso.
En 2013 asumió Néstor García (con Nelson Solórzano y el mismo Seoane). Más conocedor de la idiosincrasia venezolana y las condiciones del jugador latinoamericano, curtido en el tan evolucionado baloncesto argentino, “El Che” se dio a la tarea de modificar las cosas. Y sabedor de que por aquí escasean los gigantes, pero abunda el talento en velocidad, disposición para el trabajo y la lucha, agilidad mental y una buena dosis de picardía (en su buena acepción, por supuesto), puso empeño en dos cosas sustantivas: 1) basar el juego en una defensa intensa, atosigante, protección del tablero, en “pelearlas todas”, que explota la agilidad para funcionar en colectivo (ayudas, coberturas…), y permite utilizar la “viveza criolla” para cualquier ventaja, especialmente en detalles muy importantes como los robos de balón; y 2) convencer a sus dirigidos de su capacidad para sacarle provecho a ese juego y enfrentar con posibilidad de éxito a los más altos si logran la necesaria concentración para mantener, por encima cualquier consideración individual, el espíritu de equipo.
El título en el Suramericano de Margarita fue la primera campanada. Seguida, ahora, por él éxito que nadie se imaginó. ¡Directos a Río y campeones de América!
Claro que la materia ofensiva es igualmente importante para lograr equilibrio en el desempeño. Allí se potencian, entonces otras destrezas, que muchos de nuestros jugadores vienen desarrollando gracias a su disciplina de trabajo y al espejo de la NBA y la competición local e internacional: el manejo de la pelota, el dribble con toda su gama de variantes, los movimientos de pie para mover y superar la marca… ¿Qué falta seguridad en los lanzamientos, que los “grandes” requieren mucho trabajo individual, especialmente ofensivo, para moverse en la pintura? Por supuesto, como algunas veces se pierde “tontamente” el balón. Hay, desde luego, cosas por mejorar, pero hasta hoy no hemos conocido une equipo perfecto.
Está sobre el tapete el caso de Greivis Vásquez. Pero será tema de otro día. Por ahora, junto al reconocimiento, repasamos el desarrollo de un proceso que está en marcha. Y, sobre todo, comienza a dar resultados como para entusiasmarse.
Heissler Guillent, “na’guará”
Que un jugador suplente se eleve hasta hacerse lugar en el quinteto estelar de un certamen de baloncesto es algo poco común. Pero está visto que la edición actual de la Vinotinto llegó a México destinada a marcar hitos, a salirse de lo corriente.
Heissler Guilent, piloto de Guaros de Lara, maravilló a muchos en el Preolímpico. Renombrados jugadores, veteranos críticos, fueron muchos quienes elogiaron al venezolano, que fue mejorando a medida que avanzaba el certamen gracias a una capacidad técnico-táctica que tampoco es moneda frecuente: notable habilidad en el drible, en el uso de fintas mientras rebota el balón contra el piso, trabajo de piernas para descolocar a la defensa y buscar comodidad a su lanzamiento o sorprender con una arrancada explosiva y penetrar, siempre listo para atraer a algún gigante que será burlado cuando salte para bloquearle, sin poder impedir la habilitación a un compañero…
A larga distancia, en momentos cumbres, al pie del aro con movimiento de piernas para descolocar a los grandes, contribuyendo al manejo del balón en el perímetro y a la defensa de conjunto en ese mismo sector del otro lado de la cancha, Guillent (apariencia taciturna, accionar inteligente que combina paciencia con capacidad de decisión) dejó momentos para el recuerdo con una cesta espectacular desde media cancha cuando sonaba la corneta indicando final de un primer tiempo, o rápida acción de piernas para abrir campo a un triple también simultáneo con el sonido de la “chicharra”. Pero, más allá de eso, coherencia en su juego, aplicación táctica en un colectivo que, por serlo tan literalmente, hizo cuesta arriba seleccionar un MVP del equipo campeón, como suele ocurrir.
La foto, histórica, del “All Stars” del Preolímpico de las Américas, muestra a Heissler Guillent flanqueado por una pléyade que, de por sí, será su orgullo y de los venezolanos: Gustavo Ayón (México), ex NBA con Atlanta y Milwaukee, actual figura estelar del Real Madrid, campeón de Europa 2015; Andrés Nocioni (Argentina), 8 temporadas en la NBA (5 en Chicago Bulls), hoy también figura en el Real Madrid titular europeo; Andre Wiggins (Canadá), Novato del Año en la temporada 2014-15 de la NBA; y Luis Scola (Argentina), 7 temporadas NBA, actual Toronto Raptors y premiado en México como máximo anotador de todos los tiempos en Fiba Américas. “Na’guara”.
Reto a la Vinotinto
La selección estadounidense de baloncesto ha invitado este lunes a la Vinotinto a un encuentro amistoso antes de los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El director ejecutivo de USA Basketball envió una carta a Carmelo Cortez, presidente de la Federación Venezolana de Baloncesto en la que felicita al conjunto por ganar el Preolímpico y hace la invitación.
«Quisiera saber si el equipo estaría interesado en jugar un partido amistoso con Estados Unidos antes de viajar a Río», se extrae de la misiva difundida por Carmelo Cortez en su cuenta en Twitter.
Armando Naranjo
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