Haber iniciado una nueva época para el Comité Olímpico Venezolana y dejar en su gestión de 22 años (1984-2002) hitos significativos en la dirigencia deportiva del país, fueron méritos del doctor Fernando Romero Mazzeo, fallecido ayer, a los 81 años, en su Caracas natal.
Romero hizo pininos en el baloncesto cuando sus hermanos Thelmo y Agustín estaban entre los sobresalientes de la disciplina, pero su incursión más importante fue en el boliche, en el cual además se desarrolló como dirigente, actividad que también desempeñó en sus tiempos de estudiante universitario.
Llegó al Comité Olímpico Venezolano en medio de una severa crisis institucional, después de los Juegos Panamericanos Caracas 83. y puede afirmarse que su gestión ha sido la más exitosa al frente de ese organismo. No solo modificó el paternalismo tradicional desde su fundación (hecho que no resta un ápice a los muchos méritos de hombres como Julio Bustamante y José Beracasa, fundadores del movimiento), sino que amplió sus fronteras, dio estabilidad a lo institucional, alentó la simbiosis entre el arte y el olimpismo y, como obra física fundamental legó la moderna sede en que funciona.
De fuerte personalidad, supo sin embargo tender puentes y unir el movimiento federativo, dejando entre sus hitos un cambio fundamental en el manejo del deporte: estrategias de comercialización que dieron solidez económica al COV, al punto de financiar delegaciones y contribuir a la formación de otras.
AN