El aspirante presidencial conservador Donald Trump insistió este miércoles, en debate entre precandidatos Republicanos, en su propuesta de construir un muro infranqueable en la frontera de Estados Unidos y México, para poner fin a la inmigración ilegal.
«Primero que todo, quiero construir un muro, un muro que funcione», dijo el aspirante conservador, quien hizo su fortuna gracias a un imperio inmobiliario y de construcción.
De acuerdo con Trump, «tenemos un montón de malos tipos en este país, que vienen de afuera. Si soy electo (presidente), en el primer día esos tipos se irán de aquí», dijo el aspirante a la Casa Blanca, cuya idea de deportar a unos 11 millones de inmigrantes ilegales es recibida con escepticismo por varios candidatos.
Estados Unidos, dijo el magnate y exestrella de un reality show, «es un país basado en leyes. Y voy a asegurarme que esas leyes son respetadas. Esos son inmigrantes ilegales».
Trump causó una conmoción cuando lanzó su precandidatura presidencial al afirmar que los mexicanos que entran de manera clandestina a Estados Unidos son «violadores» y narcotraficantes, y prometer expulsarlos sumariamente.
En medio a esa espectacular polémica, Trump disparó en las preferencias de los electores republicanos, y a cinco meses de las primarias del partido lidera la tabla con 33% de las intenciones, superando a pesos pesados como el senador Marco Rubio o el gobernador de Florida (sureste), Jeb Bush.
En el debate de este miércoles, sin embargo, el segundo colocado en los sondeos, el cirujano Ben Carson, dejó claro que no consideraba viable la deportación de 11 millones de personas pero apoyó la noción de que la frontera entre Estados Unidos y México está desprotegida.
Proponer la expulsión de los indocumentados -que en su mayorías son latinos-, dijo Carson, es una tarea gigantesca. «Estoy dispuesto a escuchar, y si alguien puede explicar cómo se haría eso con costos razonables, estoy abierto a discutirlo», dijo.
Por su parte, el exgobernador John Kasich, señaló que deportar «15.000 personas por día, durante dos años, es algo que posiblemente ninguno de nosotros, pueda hacer. Precisamos algo más que un muro».
Bush (casado con una mexicana) y Rubio (nieto de inmigrantes cubanos) criticaron la idea de la deportación en masa, pero se manifestaron favorables a un refuerzo de la seguridad en la frontera sur estadounidense.
«Construir un muro y deportar medio millón de personas al mes nos costará centenas de miles de millones de dólares, destruirá la vida de comunidades y mandará una señal al mundo de que los valores que son tan importantes para nosotros ya no importan en este país», dijo Bush.