Es importante recordarle a la jueza que dictó tan proterva sentencia una máxima que dice tajantemente: “La falta que cometen los padres la han de pagar sus hijos y demás descendientes hasta la quinta generación”
Salomón Benshimol R.
sbenshimol@yahoo.com
El poder conquistar la libertad es el anhelo de los hombres con conciencia democrática, en una oportunidad, cuando escribíamos un artículo sobre tan buscado derecho que pertenece a los hombres de ser libres y soberanos, en uno de sus párrafos expresábamos: “La muerte ha de ser bella si llega por defender algo tan grande y hermoso como la libertad”, y hoy después de conocer la sentencia, por demás inverosímil, absurda y ridícula, contra el dirigente político Leopoldo López, se hace más vigente.
Injusticias se han cometido muchas veces en el mundo y las cárceles están llenas de inocentes. López, hoy con esa injusta justicia venezolana, se gana el honor de convertirse en mártir de un país que cada día se acerca más al oprobio de una dictadura y que con un leguaje que no se entiende, paz o guerra, propicia odio en las calles y nos enfrenta a otras naciones del mundo.
La libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio está vinculada a la facultad que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad y la democracia es un sistema que permite organizar un conjunto de individuos, en el cual el poder no radica en una sola persona sino que se distribuye entre todos los ciudadanos. Por lo tanto, las decisiones se toman según la opinión de la mayoría. También se entiende como democracia al conjunto de reglas que determinan la conducta para una convivencia ordenada política y socialmente. Se podría decir que se trata de un estilo de vida cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos y cada uno de los miembros.
Imponerla en el mejor momento es lo más importante de la democracia en los seres humanos, igual que su libertad y no puede estar condicionada al juego político de un Estado, para ellos existen leyes y razonamientos que podrán determinar la realidad de sus conceptos frente a un hecho existente, lo mismo podríamos decir de la ética ya que esta tiene en su fundamento acuerdos a los extractos sociales donde se conjuga, sin embargo cada nación tiene sus normas claras para encajar a todos sus conciudadanos en un bloque y es así como ejerce sus actos de poder en sus gobiernos
Aclarando lo expresado anteriormente, cada ser humano conoce lo que para él representa libertad, democracia y ética, pero realmente la mejor forma de juzgar es acercándose a la apreciación divina que imparte el “Creador del Universo”, ya que esa sí es una justa justicia y será aplicada, con todo su peso, en el momento oportuno, pero también los pueblos jamás olvidarán a un juez, que en su momento, que conociendo la verdad condene a un inocente por quedar bien con sus superiores terrenales.
En la particular nunca he sido partidario de Leopoldo López, pero eso no ha sido un obstáculo para reconocerles sus méritos intelectuales y de dirigente político, pero después de haber escuchado esa indigna imparcialidad de castigarlo por unos delitos que jamás fueron probados en un juicio en donde faltó el decoro y la verdad, nos unimos a él, a su esposa, a sus hijos, padres y en fin a todo el pueblo venezolano para solicitar su plena y absoluta libertad para que pueda luchar democráticamente y poder así rescatar la ética de nuestro país.
Por último, es importante recordarle a la jueza que dictó tan proterva sentencia una máxima que dice tajantemente: “La falta que cometen los padres la han de pagar sus hijos y demás descendientes hasta la quinta generación”.
Hay hechos que ni “el diablo perdona”