Será el encuentro número 29 entre un papa y un presidente estadounidense
El encuentro, en la Casa Blanca, entre Jorge Bergoglio y Barack Obma será el número 29 entre un papa y un presidente estadounidense. Durante varias décadas una cumbre de este tipo resultó simplemente impensable.
Obama, de confesión protestante, reconoce sin ambages su admiración por el papa de origen latinoamericano y no duda en elogiar su «precioso pensamiento». Sin embargo, la desconfianza dominó durante mucho tiempo la relación de Estados Unidos con el Vaticano ante el temor, abiertamente expresado, de que los católicos del país fueran más fieles al pontífice que al inquilino de la Casa Blanca.
«Estados Unidos ha tenido una larga historia de anticatolicismo», recuerda Thomas Reese, jesuita y analista del National Catholic Reporter. «Los primeros colonos eran mayoritariamente protestantes y trajeron con ellos un desprecio por el catolicismo», rememora, evocando el auge, a mediados del siglo XIX, del partido ‘Know-Nothing’, furibundamente anticatólico y antiinmigrantes.
Cuando el gobernador demócrata y católico de Nueva York Al Smith se presentó a la elección presidencial de 1928, su fe católica le valió virulentos ataques. «Algunos de sus detractores aseguraban que Smith planeaba construir, si resultaba ganador, un túnel entre la Casa Blanca y el Vaticano…», destaca Thomas Reese.
El primer encuentro entre un papa y un presidente estadounidense tuvo lugar al término de la Primera Guerra Mundial, en 1919, cuando Woodrow Wilson fue recibido en Roma por Benedicto XV. No obstante, se deberá esperar 40 años para una nueva cumbre, entre Dwight Eisenhower y Juan XXIII.
«Después de la Segunda Guerra Mundial, los católicos estadounidenses se integraron cada vez más en la sociedad», subraya Chester Gillis, profesor de teología en la Universidad de Georgetown, en Washington.
Muchos de ellos pudieron finalmente acceder a la universidad, en particular gracias al ‘GI Bill’, que abrió las puertas de la educación superior a millones de estadounidenses. Progresivamente, se incorporaron a las capas medias y los casamientos mixtos se multiplicaron.
– El giro de Kennedy –
La elección en 1960 de John F. Kennedy, el primer presidente católico de la historia de Estados Unidos (y hasta hoy el único), marca un punto de inflexión.
Sin embargo, su marcha hacia la Casa Blanca estuvo rodeada de obstáculos. «Había en la época un verdadero temor. Muchos pensaban que si un católico era elegido presidente, el papa tendría una influencia directa en la política estadounidense», dice Chester Gillis.
Kennedy fue atacado a veces con vehemencia por ese flanco y el presidente demócrata se defendió. «Creo en unos Estados Unidos en los que la separación entre la Iglesia y el Estado sea absoluta (…), en la que ningún responsable público solicite o acepte instrucciones del papa», dijo el 12 de septiembre de 1960 en Houston durante un famoso discurso.
«Contrariamente a lo que se ha escrito a menudo, no soy el candidato católico a las presidenciales, soy el candidato demócrata, que por añadidura es católico», agregó. «No hablo en nombre de mi iglesia sobre los asuntos públicos ni mi iglesia habla por mí».
Via AFP