Las relaciones abiertas no son sólo asunto de hombres. Las mujeres están aceptando esta clase de vínculo, sin que la conciencia les perturbe, porque ellas tampoco quieren compromisos que las aten,
Ahora está resurgiendo un tipo de relación mejor conocida como liberal, en la que se produce un intercambio sexual dejando de lado el compromiso, sin reclamos ni celos, y estando consciente de que aquello solo puede ser un chance, algo que se hace solo por diversión.
Por otra parte, quien forma parte de este vínculo liberal puede no estar al tanto, mientras aparece un tercero, y quizás un cuarto, porque la actividad sexual está de por medio sin que los sentimientos cuenten, a menos que se tenga el consentimiento del otro y en mutuo acuerdo decidan experimentar con esta clase de vínculo.
Asimismo, las relaciones abiertas no son sólo asunto de hombres. Las mujeres están aceptando esta clase de vínculo, sin que la conciencia les perturbe, porque ellas tampoco quieren compromisos que las aten, para vivir como mejor les parezca, cuando huyen de entregar el corazón, mientras que sin que les preocupe las consecuencias de sus actos sexuales.
1. Lo convencional
no está de moda
Apenas Susana conoció a Francesco, se sintió atraída hacia él. Se vio un par de veces con este caballero. Como se había acostumbrado a estar solo, él quería una relación abierta. Si salía con la misma mujer muchas veces, podría terminar amándola.
Luego, surgiría el compromiso de vivir juntos, así que tendría que sacrificar su independencia construida a retazos. Lo malo era que esto no lo decía antes de tener contacto sexual con la mujer que caía en redes, sino después de haber consumado el vínculo.
A diferencia de Francesco, aunque se había acostumbrado a estar sola por un buen tiempo, Susana si estaba abierta a una relación estable, pero, con claridad, pensaría lo suficiente antes de dar el paso definitivo, pues ella también sacrificaría esa libertad, que no se la entregaría a quien se le cruzara en su camino de buenas a primeras.
Lo cierto era que Susana se había vuelto tan desconfiada en el amor que analizaba todo al extremo debido a que ella había tenido experiencias que habían dejado muchas heridas abiertas. Entonces, aquello de entregar nuevamente el corazón era algo serio, que había que agarrar con pinza, para no volver a cometer otro error que la llevara al fracaso y a la frustración, de la que deseaba huir, pues para superarla necesitaría algún tiempo, y muchas lágrimas derramadas.
2. Sin que lo
sentimental cuente
En el presente, hay un tipo de la relación de pareja, una manera diferente de relacionarse, sin que lo sentimental cuente, más bien lo sexual prevalezca sobre lo moral y lo afectivo, mientras que lo liberal sustituye al compromiso y la responsabilidad.
Asimismo, a diferencia de cuando existe un nexo serio, en esta clase de vínculo no hay derecho a reclamar por atención. No obstante, algunos que forman parte de él no lo saben, porque el egoísmo de quienes llevan la batuta se manifiesta en sus almas para hacerlos insensibles, y hasta capaces de herir tan solo por un rato de regodeo.
Las relaciones liberales no están exentas de convertirse en algo más, ya que, aun cuando las emociones se mantienen a raya, a veces es inevitable sentir celos, para dejar por sentado nuestra condición humana, por más filosofía barata que queramos aplicarnos en el momento de justificar esta manera de relacionarse.
De igual forma, algunas mujeres quieren una relación abierta, en la que el compromiso brille por su ausencia. El problema surge si algún sentimiento se manifiesta en ese juego de varios en el que las emociones se omiten, pero no siempre todo se tiene bajo control cuando algo tan íntimo como el sexo se comparte, y menos aún cuando se pone en práctica sin la debida precaución.
3. Tiene sus riesgos
A pesar de esa manera liberal de relacionarse que muchos adoptan en sus vidas, sin complicarse demasiado, por fortuna, todavía, algunos quieren una relación convencional, en la que, si las condiciones están dadas, comprometerse se convierte en la mejor opción.
Los que eligen un modo liberal de relacionarse prefieren la soledad, matizada por el velo de la libertad y de hacer lo que venga en gana sin rendir cuentas a alguien, pero aceptando que tampoco se puede pedir explicaciones, reclamos, el mismo amor, esperar llamadas y mensajes de esa persona con la que se tiene intimidad sexual.
Asimismo, en las relaciones abiertas, el egoísmo puede estar presente, sin que los sentimientos del compañero sexual importen, porque, en definitiva, forman parte de un juego, al que, previamente, se debe consultar para saber si quiere participar en él, y así evitar que alguno de sus participantes salga lastimado, por haber cedido a la atracción pensando que podía transformarse en amor, y luego en un sólido compromiso si los dos sentían que uno era para el otro, lo cual hizo que alguien se ilusionara con vivir una relación duradera.
Los riesgos
**** Cuando se acepta una relación abierta hay que tomar en cuenta algunos riesgos como:
A) Estar expuesto a la promiscuidad, cuando se desconoce cuán activa es la vida sexual de la pareja.
B) Terminar haciendo lo que no queremos o nos gusta para evitar la etiqueta de moralista una vez que aceptamos una relación de esta clase.
C) Esa amistad que dio paso a una relación abierta puede acabar, una vez que el odio de la mano con la frustración salgan a la luz.
D) Estar muy claro que de esta clase de relación no se puede esperar nada, excepto el olvido y la indiferencia.
Honestidad
ante todo
*** Quien quiere sólo sexo debe expresar abiertamente cuáles son sus intenciones, para evitar lastimar a alguien que se puede sumar a un juego de varios sin saberlo, y que cuando conoce la verdad ya es demasiado tarde para retroceder, o mejor dicho arrepentirse de los pasos dados.
*** Asimismo, el acto sexual debe ser una actividad que se ejerza con conciencia y amor, pero quien, aun, así, practica las relaciones abiertas necesita entender que sólo por diversión no puede afectar la estabilidad familiar de quienes han elegido una relación formal, ya sea matrimonio o concubinato
La voz de la mujer
Isabel Rivero De Armas