Es imprescindible que de manera inmediata exista una coordinación entre los cuerpos seguridad y judiciales para atacar la delincuencia y combatir la impunidad procesal, estima el exjefe policial de El Hatillo y Poliplaza, y actual asesor de seguridad, comisario Luis Granados
“Hemos venido viendo cómo la delincuencia se ha venido fortaleciendo, al punto que tienen mayor poder de fuego y de organización que muchas policías municipales: Ahora cuentan con armas de alto calibre, ametralladoras, motos de alta cilindrada y hasta explosivos para cometer sus fechorías”.
Así lo aseveró el comisario Luis Granados, exjefe de Polihatillo y Poliplaza, quien agregó que lo recientes atraques con explosivos a distintos cuerpos de seguridad, “son muestras de poder de la delincuencia en Venezuela: Lo que buscan es demostrar que no les tienen miedo a las fuerzas policiales y que no les importa nada”.
Como se recordará entre las 7:30 pm del viernes pasado y el domingo a las 8 pm, se registraron cinco ataques con granadas contra efectivos de diversos cuerpos de seguridad del Estado, que dejaron al menos 10 heridos (seis policías y cuatro civiles).
Lucha desigual
¿A qué se debe esta nueva modalidad de ataques con granadas?
-Todo esto es una consecuencia de la falta de coordinación entre las diferentes fuerzas de seguridad del Estado. Con la implementación de las Zonas de Paz, la delincuencia se aprovechó que las policías no podían patrullar esos lugares, para armarse, ganar fuerzas y organizarse; con el tiempo se fueron envalentonando y ahora están demostrando su poder usando granadas, que son armas de guerra, con el factor adicional que amedrentan a los oficiales.
-¿Eso quiere decir que se deben levantar estas Zonas de Paz?
-No estoy en contra de ellas, pero hay que estar claros en que han propiciado que en partes como los Valles del Tuy hay muertos todos los días sin que las autoridades puedan entrar. Solo hay que ver todo lo que ha ocurrido en la Cota 905 después de la OLP: Robos, asesinatos y un sin fin de hechos delictivos que ponen en duda el propósito de las Zonas de Paz.
-Entonces, ¿las OLP no han tenido el efecto deseado?
-Todo lo contrario. Se ha visto que el Estado tiene la intención de acabar con el hampa. Lo que ocurre es que este tipo de operativos se hacen de forma esporádica, por sorteo, cuando para que se tenga una repercusión apropiada, las redadas deben hacerse de forma permanente, con patrullaje constante para que se sienta la presencia policial. Tienen que meterse en los sectores populares y permanecer en ellos.
-¿Es viable proponer algo así tomando en cuenta la capacidad operativa actual de las policías?
-Nos encontramos, en especial en las policías municipales, ante una situación bastante crítica: En muchos casos tienen que enfrentarse a los delincuentes con pistolas, patrullas con los cauchos lisos o equipos defectuosos. Se deben hacer una serie de inversiones en el sector si se quiere un mejor resultado en el combate a la inseguridad.
Soluciones
Granados insiste en la necesidad de implementar un mejor sistema de inteligencia e investigación para poder combatir el auge de la criminalidad. “Esta es una misión en especial para la inteligencia militar, el averiguar sobre cómo llegaron a manos civiles armas como son las granadas, que son de uso militar y nadie, además del Gobierno, tiene permitido su uso”, dijo.
-Se ha hablado mucho de la fusión de bandas, que se han venido haciendo más grandes, ¿es eso cierto?
-De unos meses para acá han venido ocurriendo un movimientos dentro de las organizaciones criminales, en las que se han venido conformando grupos de hasta 80 miembros, cosa que no habíamos visto antes de Venezuela. Por ejemplo, tenemos el caso de las bandas de El Cementerio y la Cota 905 que se han unido en días recientes.
-¿Es posible que ocurra algo parecido al fenómeno de las maras en Centroamérica o los narcos en México?
-No veo viable que ocurra en Venezuela siempre y cuando exista coordinación entre los diferentes cuerpos policiales y el poder judicial. ¿Qué es lo que ocurre en la actualidad? Que se hace un operativo donde agarran a 20 o 30 solicitados, pero por el mismo colapso de las cárceles o razones similares se les deja en libertad a los pocos meses. Esto frustra a los oficiales. Por eso es necesario que todas las instituciones y poderes del Estado pongan cada quien de su parte para solucionar esta problemática que nos atañe a todos.
Luís Guillermo Valera
lvalera@diariolavoz.net