Desde el punto de vista de la producción agrícola, está por debajo de lo deseado y eso que se han aplicado todos los planes del proceso bolivariano en políticas agrícolas, pero al parecer la gente con los presupuestos asignados, además del “baje de la mula” por la aprobación de los mismos, la mayoría no sembró, sino que “sembraron” carros, lavadoras, motos y otros “rubros no agrícolas”…
Barlovento es el resultado extraordinario del encuentro desequilibrado de diferentes culturas que escenificaron un combate histórico desigual, entre indígenas Tomusas, Quiriquiris y Cumanagotos, por otro lado hispanoárabes y por último la diversidad étnica africana dominantemente procedentes del Congo.
Históricamente, ese sedimento civilizatorio parió nuestra barloventeñidad. Nuestra tierra es unas de las más ricas en componentes nutritivos existente en el casi despedazado planeta tierra. Ese rico tesoro territorial lo sabían y supieron explotar nuestros ancestros de forma armónica, sin aniquilarla, y por eso nunca sufrimos de hambrunas, teníamos lo básico en nuestra diversidad agrícola, el respeto al trabajo y producción agrícola eran la regla, aún con la presencia de latifundista y explotadores contra los cuales se realizaron protestas y denuncias.
Recuerdo que mi abuela vivía de una hacienda de cacao combinada con un conuco. Nunca aceptó venderla aún en los momentos más críticos, cuando cayeron los precios del cacao en la década de los treinta del siglo XX. Tampoco la abandonó y la estuvo trabajando hasta casi los 90 años. Lucrecia Rada fue un ejemplo de trabajo constante con tres hijos a cuesta a los cuales logró, con el ejemplo, darles formación y autonomía en medio de una sociedad racista. Así como Lucrecia, existían otros abuelos y abuelas en Barlovento que educaron a generaciones enteras por el amor a la tierra, respeto al trabajo de otro y mucha ética. Pero hoy los tiempos han cambiado… ¿que se está sembrando?
La siembra de la inseguridad
Nuestra extraordinaria tierra hoy es sacudida, entre otras cosas, por la inseguridad insaciable liderada por protagonistas que buscan dinero fácil, y donde los secuestros, al parecer, ya son imparables, tal como sucedió recientemente en San José de Barlovento y Río Chico, donde se cometieron tres plagios en una semana, donde ya ni siquiera los delincuentes temen que sus víctimas estén vinculadas a altos dirigentes del Gobierno.
En Barlovento, las zonas rurales altamente productivas, hoy están sufriendo un éxodo sin precedentes. Debido a este fenómeno, que prácticamente crea un poder paralelo, donde las mismas organizaciones se convierten en “la seguridad de la inseguridad”, debido a que son distintas organizaciones delictivas que operan en la región y tienen divido sus territorios, los cuales se disputan muchas veces entre sí y de ahí los ajustes de cuentas.
Ese es el modelo paramilitar copiado al carbón y que desde hace más de una década expliqué a algunos diputados y alcaldes de la región, ante los cuelas les propuse un plan de prevención para que este fenómeno no creciera. La última vez que planteé esa situación fue en el 2008. Hoy, si bien es cierto que la violencia genera violencia, insito más en la prevención. Hay que romper la cadena de transmisión de los antivalores, partiendo de la infancia que es donde se fijan los valores y deben ser de amor a la vida, a la cultura, a nuestra identidad forjada a través de los siglos.
Un plan sustentable y
productivo en el olvido
Barlovento es una subregión de 5 mil trescientos 18 kilómetros cuadrados, que fue seleccionada en el 2003, por su riqueza agrícola y ubicación estratégica, como Zona Especial de Desarrollo Sustentable por decreto presidencial 2454. Tal vez nuestras mismas autoridades gubernamentales no lo recuerden, pues siguen inventando planes sobre planes sin evaluar por qué han fracasado, y eso lamentablemente sigue conduciendo a la debacle a Barlovento. Ese decreto firmado por el presidente Chávez solo tenemos que retomarlo y ponerlo en práctica con seriedad.
Tal vez nadie lo recuerde, pues se siguen inventando planes y sobreponiendo planes sobre planes con resultados muy pobres, y lo peor, sin evaluar el por qué de los fracasos.
El decreto sustentable planteaba que “La zona (Barlovento) se convertirá en una importante productora agrícola tropical. Se desarrollará igualmente la industria pesquera con infraestructura de acopio y distribución, aprovechando su inmejorable ubicación estratégica, de acuerdo con los siguientes lineamientos: Inversión necesaria y suficiente en infraestructura vial terrestre, portuaria, aeroportuaria, de servicios públicos, asistencia técnica y de apoyo a las actividades productivas para alcanzar mayores y crecientes niveles de desarrollo socioeconómicos; así como también, establecer instancia de coordinación de políticas y planes públicos y privados orientados a lograr un reordenamiento espacial de actividades, usos y distribución de la población que considere las potencialidades y limitaciones del medio físico natural, respetando las condiciones ecológicas”.
Hace 13 años que Chávez lanzó ese decreto. Si hoy evaluamos en cuanto a los avances sustanciales, por ejemplo desde el punto de vista de la producción agrícola, está por debajo de lo deseado y eso que se han aplicado todos los planes del proceso bolivariano en políticas agrícolas, pero al parecer la gente con los presupuestos asignados, además del “baje de la mula” por la aprobación de los mismos, la mayoría no sembró, sino que “sembraron” carros, lavadoras, motos y otros “rubros no agrícolas”…
El plan también dice, “respeto a las condiciones ecológicas” y eso es casi invisible…sino pregúntele al alcalde innombrable.
Estamos aún a tiempo de rebarloventeñizarnos.
CHU-CHE-RÍAS
*** SUGERIMOS un encuentro de las directores de cultura de nuestros municipios para coordinar conjuntamente con el Ministerio de la Cultura un gran plan de prevención para nuestros jóvenes, donde la cultura de Barlovento sea el eje dinamizador. Alexis Machado, director del grupo Eleggua y miembro del gabinete cultural de Miranda, ha elaborado una propuesta… llámenlo al 0416-826-81-48
*** Es necesario que el Ministerio de Educación ponga en circulación los textos sobre autores y escritores y cultores Barlovento en las escuelas, eso reforzaría nuestros valores éticos y morales y apego a nuestras tradiciones culturales. Lamentablemente, nuestro exministro de origen barloventeño, Héctor Rodríguez, no arrimó “una” hacia su propia identidad en materia educativa esperemos que el nuevo
La voz de Afroamérica
Jesús “Chucho” García
e-mail: jesuschuchogarcia@gmail.com