Los talibanes aseguraron este martes que se han retirado de Kunduz (norte de Afganistán), después de quince días de combates por el control de esta ciudad, que llegaron a tomar en el que fue su mayor logro militar en catorce años.
“El principal fin (de la retirada) fue asegurar a la población ante ataques aéreos y proteger el valor humano y material de los muyahidines del desperdicio de una larga batalla”, afirmaron los insurgentes en un comunicado.
“Nuestros combatientes pueden en cualquier momento tener a Kunduz de nuevo bajo su control”, advirtieron en la nota, en la que subrayaron que la toma de Kunduz el 28 de septiembre, recuperada después por tropas afganas con apoyo aéreo estadounidense, demuestra su capacidad para atacar grandes ciudades.
La toma de la capital de la provincia de Kunduz “abrió un nuevo capítulo” en la lucha de los insurgentes, añadieron.
Sin embargo, el portavoz de la Policía en Kunduz, Sayed Sarwar Hussaini, aseguró a Efe que “todas las zonas de Kunduz han sido liberadas de talibanes y el contraataque de las fuerzas de seguridad se desarrolla ahora fuera de la ciudad, en aldeas cercanas”.
“Los talibanes no se retiraron de la ciudad por su propia voluntad, sino que fueron expulsados por las fuerzas de seguridad tras perseguirles calle por calle y sufrieron muchas bajas”, agregó.
“Unos 500 talibanes han muerto, más de 600 resultaron heridos y 50 fueron detenidos” desde el comienzo de los combates, indicó el portavoz.
“La vida en la ciudad es casi normal”, señaló Hussaini, tras haberse restablecido el suministro de electricidad y de agua.
Vía EFE