@diegokapeky
Venezuela es un país donde las mezclas de razas, culturas, costumbres y religiones nos hacen únicos en el mundo y por eso tenemos el mayor número de coronas internacionales. La llegada de extranjeros a esta tierra que lo tiene todo, hizo que fuésemos lo somos hoy en día. Desde décadas pasadas, a nuestro país llegaron de otras tierras gente trabajadora, que puso su grano de arena para el desarrollo de nuestra patria. Todo esto viene a colación, debido a los despiadados ataques que ha recibido la nueva soberana de la belleza, Mariam Habach, hija de árabes, pero venezolana de sangre y corazón. Las pasiones a veces nos hacen cometer actos muy detestables, los cuales muestran las miserias y lo peor de nosotros… Ella ganó la corona de Miss Venezuela, porque compitió al igual que el resto de las 24 candidatas por el cetro de la mujer más bella del país. Si hubo tramoya debió denunciarse antes del concurso y con pruebas fehacientes de ello y en el peor de los casos, si así fue, ella no tiene la culpa, la culpa le pertenecería en todo caso a Osmel Sousa y al jurado. Criticarla ahora porque no era nuestra favorita es injusto, insensato y hasta cruel, cruel por lo despiadado de los ataques, alegatos absurdos y desfasados. Ella es un ser humano, que al igual que cualquiera de nosotros sufre y se afecta de recibir por parte de un grupo de fanáticos apasionados y enardecidos, descargas y ofensas que no merece. Maritza Sayalero ganó la corona de Miss Venezuela y Miss Universo y es hija de extranjeros. Bárbara Palacios hizo lo mismo y nació en España, pero es nuestra y eso nadie lo discute y como ellas, muchas de nuestras reinas que le han dado al país triunfos internacionales son hijas de extranjeros, pero venezolanas que merecen respeto y nuestro total apoyo, porque ella ahora y siempre será Venezuela. Debemos ser más humanos y solidarios, tener un poco de misericordia y recordar que cada sentimiento negativo que soltamos por la boca se devuelve. En los concursos de belleza, así como en los juegos de béisbol, futbol o cualquier competencia, existen ganadores y perdedores, pero no por eso debemos atacar a quienes dan la cara, el alma y corazón en una pasarela o campo de juego. La belleza es algo subjetivo y lo que a uno le parece hermoso, a otros no, pero no por eso tenemos que escupir nuestras miserias por no estar de acuerdo con un resultado y atacar de forma tan despiadada a una joven que nació en Venezuela, es venezolana y compitió al igual que el resto de las aspirantes por el título de la mujer más bella del país. Unámonos y sumemos y no restemos más. Ya bastante divididos estamos. La crisis nada virtual que tenemos no es solamente económica, es social y de valores. El respeto a nuestros hermanos debe ser la premisa y hay maneras de criticar un resultado sin ofender, vilipendiar y maltratar a una mujer que guste o no, ahora es nuestra Miss Venezuela y quién dice que no pueda ser nuestra nueva Miss Universo. De lograrlo seguro entonces todo cambiará y Mariam Habach será hermosa, digna representante de la mujer venezolana y más criolla que el pabellón y la arepa. Desgraciadamente así somos y eso debemos cambiarlo drásticamente, por el bien de todos. Unión, respeto y tolerancia señores, pero desde el corazón, no de la boca para afuera. Somos grandes y tenemos el mejor país del mundo, no lo ensuciemos más y apoyemos a nuestra gente, porque todos somos Venezuela.
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