Otro cierre grande del mirandino Héctor Rondón para concretar el boleto a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional
Enorme alboroto en Chicago. Wrigley Field. “La Catedral” para sus aficionados, y sus alrededores reflejaron la noche del martes la emoción y la expectativa expuesta en las camisetas que vistió cada miembro del equipo al concluir el triunfo sobre San Luis, que ponía a los Cachorros en la serie por el título de la Liga Nacional, a la espera del rival entre Dodgers y Mets.
“Chicago quiere más”, proclamaban las camisetas del triunfo. Y la ansiedad es natural, porque están a la espera de un título de Liga desde 1941 y de Serie Mundial desde 1908, golpeados por “la maldición de la cabra”. Esta vez alcanzaron la postemporada por primera vez desde 2003, y el martes consiguieron algo que suena a premonición: nunca habían dado ese paso a la serie de campeonato en Wrigley Field.
Con los pies más en la tierra, el triunfo de los Cachorros reviste dimensiones especiales. No solo porque batieron a Pittsburgh para el comodín, sino que ahora se llevaron por delante al equipo más ganador de todas las grandes ligas: los Cardenales terminaron con 100 victorias y en el último lustro han sido habituales de la postemporada. Como decir que vencieron al mejor equipo de la MLB.
Razones hay, por eso, para el optimismo. Que adelantó los pronósticos, pues si en las consideraciones previas nadie apostó por los Cachorros, su acertada renovación y el desarrollo de la temporada generaban pronósticos triunfales para el próximo año.
Anthony Rizzo, que juega su quinta campaña, dio el definitivo 6-4 con su segundo cuadrangular en dos días contra el también zurdo Kevin Siegrist (“ayer fue contra bolas rápidas, hoy contra sliders”, afirmó), cerrando una asombrosa racha de cuadrangulares. Entre los cuales, por supuesto, sobresalió el último del novato Kyle Schwarber, estacazo descomunal que envió la pelota por encima de la pizarra en el jardín derecho “a caer en el lago Michigan” según los más exagerados.
En medio de la euforia no faltó quien hablara de “la reencarnación de Ruth”, recordando que 83 años atrás el Babe sacó la pelota por encima de la pizarra, por el centro. Otro zurdo de poder enorme, el joven de 22 años que llegó hace dos meses a los Cachorros encabeza un cuarteto de novatos–con Kris Bryant, Javier Báez y Jorge Soler- emblema del gran futuro de la divisa.
Y Rondón “volvió a pelear”
El juego de pasar a la serie de campeonato tuvo otra figura en el guatireño Héctor Rondon, que cerró por segundo día corrido con la misma eficiencia que le llevó a salvar tres decenas en la temporada regular. Montado en la lomita en el noveno, lanzó 12 strikes en 16 envíos, recibió un sencillo pero en compensación ponchó a 2 para que la celebración se desatase en Wrigley Field.