Las primeras elecciones parlamentarias en Egipto desde el derrocamiento en 2013 de un presidente islamista y la elección un año después del general que lo derrocó comenzaron el domingo, con el previsible resultado de una legislatura dócil que respaldará, más que desafiar, las políticas del mandatario Abdul Fatá El Sisi.
Egipto no tiene un poder legislativo desde que la cámara dominada por la ahora proscrita Hermandad Musulmana y los ultraconservadores Islamistas Salafistas fue disuelta en junio de 2012, siguiendo un fallo del máximo tribunal argumentando que su elección fue inconstitucional.
Una cámara alta mayormente desdentada, también dominada por islamistas aliados al entonces presidente Mohamed Morsi, continuó hasta el golpe militar de julio de 2013, encabezado por El Sisi, y también fue disuelta.
Desde que asumió el cargo hace 16 meses, El Sisi ha librado una campaña para revivir la maltrecha economía del país, combatir a los insurgentes islámicos y asumir un rol mayor en el volátil Medio Oriente, todo esto mientras silencia a la oposición y gobierna aparentemente con pocas vigilancias y contrapes
AP