“Si analizamos el título de este foro: Caracas, ¿zona de paz?, realmente es fácil llegar a la conclusión que estamos en el lado opuesto, no estamos en una ciudad de paz, sino que estamos arropados por un tejido de violencia y lo más lamentable es que estamos ante un sistema que no garantiza ningún tipo de seguridad, que nos está llevando a que la gente tome la justicia por sus propias manos”. Así lo aseguró la Alcaldesa Metropolitana encargada, Helen Fernández, durante la instalación del Foro Permanente de Ciudad: Caracas, ¿Zona de paz?
En el encuentro donde académicos, gremios, especialistas y ciudadanos reflexionaron sobre la violencia en la ciudad capital y sus posibles soluciones, quedó en evidencia que Caracas es una de las ciudades más violentas del mundo.
“Indudablemente no vivimos en una ciudad de Paz, estamos catalogados como la segunda ciudad más violenta el mundo. La mayor parte de esta violencia ocurre en el municipio Libertador, pero no solo por los homicidios, Caracas también se ha convertido en la capital del secuestro, de los robos de celulares, de vehículos. La ciudad está en una especie de toque de queda después de las 8 pm y parece un pueblo fantasma”, agregó la mandataria encargada de la Gran Caracas.
Para Luis Izquiel, abogado y criminólogo, la curva de homicidios ha crecido exponencialmente desde el año 1999 al 2014, con una alarmante cifra de 122 homicidios por cada 100 mil habitantes.
“El índice más alto de cualquier ciudad del mundo, esto representa 20 veces el promedio mundial de homicidios y significa, de conformidad con la Organización Mundial de la Salud, que un territorio que tenga más de 10 homicidios por cada 100 mil habitantes padece una situación de violencia, de una epidemia de criminalidad. Caracas tiene hoy 12 veces lo que la OMS considera una epidemia de violencia. La inseguridad se ha convertido en la primera causa de emigración de caraqueños y del resto de los ciudadanos”, dijo el especialista.
Frente al alarmante panorama, la Alcaldesa encargada de Caracas, aseveró que sí hay salida a este flagelo, trabajando unidos y en mancomunidad en la reconstrucción de la sociedad para lograr la armonía social, único medio para alcanzar la paz.