Las salamandras son capaces de regenerar las extremidades o el rabo si resultan dañados o amputados, una característica que habría sido común a todos los vertebrados de cuatro patas hace unos 300 millones de años, pero que se fue perdiendo con la evolución.
Un equipo de paleontólogos del Museo de Historia Natural de Berlín y de la Universidad estatal de Nueva York lo muestran en un estudio hecho con fósiles de anfibios y publicado hoy en Nature.
Los expertos investigaron diferentes grupos de anfibios de los periodos Carbonífero y Pérmico, hace unos 300 millones de años, para descubrir en algunos fósiles que los tetrápodos ya eran capaces de reparar sus patas y cola de una manera que hasta ahora solo se conocía en las salamandras.
Así, la extraordinaria capacidad regenerativa de las salamandras “es posiblemente una característica antigua de los vertebrados de cuatro patas que se fue perdiendo debido a la evolución”, indican los expertos.
Según reveló un nuevo estudio esta capacidad se perdió gracias a la evolución de las especies y no es una excepción en las salamandras como se creía hasta ahora.
Era la regla, no la excepción
Los mecanismos que controlan la alta capacidad regenerativa de las salamandra, que puede incluso regenerar sus órganos internos que han sufrido daños, son objeto de investigación con la esperanza de que un día pueda aplicar los resultados a la medicina humana.
Mientras los lagartos y lagartijas solo puede regenerar su cola una o dos veces y la nueva es solo una masa gelatinosa, las salamandras crean otra cola tantas veces como sea necesario y completa, es decir, con todos los elementos vertebrales, la espina dorsal y las musculatura asociada.
Hasta ahora se prensaba que esa capacidad regenerativa era algo especial de las salamandras, aunque los nuevos datos de estudios fósiles ofrecen esa nueva perspectiva.
Además, las salamandras forman sus dedos en orden contrario al del resto de vertebrados de cuatro patas, un fenómeno que ha desconcertado a los científicos, según recuerda la autora principal del estudio, Nadia Fröbisch, por lo que se preguntaron si esta singularidad tendría algo que ver con su alta capacidad de regeneración.
Los fósiles de anfibios estudiados, en excelentes condiciones y procedentes del Museo de Historia Natural de Berlín, permitieron concluir que la capacidad regeneradora de la salamandra no es específicamente suya sino que “estuvo mucho más extendida” de lo que se pensaba y puede que fuera la condición primera de todos los vertebrados de cuatro patas.
Este descubrimiento es sorprendente, según los investigadores, y puede incluso ser de interés para los estudios biomédicos que tienen como objetivo descifrar el mecanismo responsable de la capacidad regeneradora de la salamandra. EFE