Los equipos de rescate seguían trabajando este miércoles contrarreloj para encontrar a los supervivientes del seísmo que dejó más de 360 muertos en esta región asiática
Cientos de miles de personas se encontraron totalmente aisladas en las montañas después del terremoto de magnitud 7,5 que destruyó miles de casas, provocó corrimientos de tierra y cortó las comunicaciones.
Los socorristas temen que empeore el tiempo y que el control que ejercen los talibanes en algunas zonas afectadas complique su labor, aunque los insurgentes se comprometieron a facilitar su intervención.
«Nadie vino a ayudarnos. Estamos obligados a quedarnos a la intemperie. Ayer llovió y nadie vino a ayudarnos»,
lamentaba Jamil Khan, de 24 años, un habitante del distrito de Shangla, uno de los más afectados por el seísmo, en la provincia paquistaní de Jyber Pajtunjwa (noroeste).
El primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, prometió a los supervivientes «generosas compensaciones para que puedan reconstruir mejores casas».
Su país fue el que tuvo el mayor número de víctimas: 248 muertos -202 en Jyber Pajtunjwa- y más de 1.600 heridos, aunque el epicentro del terremoto se situó en Afganistán, donde fallecieron 115 personas y centenares resultaron heridas.
Las autoridades temen que las cifras aumenten debido a la escasez de agua y de comida y a la caída de las temperaturas.
El ejército paquistaní se movilizó para socorrer a las víctimas y envió tiendas de campaña, equipos médicos y comida a algunas zonas afectadas.
Pero en los lugares más remotos, los habitantes tenían que apañárselas para intentar encontrar a los supervivientes bajo los escombros de los edificios derrumbados.
En el pueblo de Gandao, casi todas las 300 casas resultaron dañadas por el seísmo y muchos habitantes se vieron obligados a dormir al aire libre, afrontando temperaturas glaciales, por temor a que sus viviendas se vengan abajo. «No tenemos nada que comer ni ropa que vestir con este frío, y nos da miedo que llegue la nieve», contó un afectado.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se mostró «muy preocupado por la situación de los niños (…) que están a merced de los elementos mientras caen las temperaturas».
– «Ayuda incondicional» de los talibanes –
El gobierno paquistaní ha pedido ayuda a las organizaciones humanitarias, pero varios responsables de ONG indicaron que tenían problemas para organizar su labor por la falta de información sobre la seguridad en las zonas afectadas.
Resulta difícil acceder a esas regiones por su topografía montañosa y por el control que ejercen los talibanes sobre amplios territorios. El movimiento islamista pidió a las ONG que ayuden a las víctimas y prometió la «ayuda incondicional» de sus combatientes en el rescate.
Estados Unidos propuso una asistencia humanitaria en Afganistán y los medios públicos chinos aseguraron este miércoles que Pekín había ofrecido su ayuda a los dos países golpeados por el seísmo.
La Organización Mundial de la Salud indicó este miércoles que distribuyó productos médicos para ayudar a los miles de afectados en Afganistán.
Para muchos habitantes de la zona, el terremoto reabrió las viejas heridas provocadas por el terremoto de magnitud 7,6 que causó más de 75.000 muertos el 8 de octubre de 2005.
En Afganistán y Pakistán se producen seísmos con frecuencia, sobre todo en el macizo del Hindú Kush, situado en la falla entre las placas tectónicas india y euroasiática.
AFP