Si algún dato marcador de la estrategia imperialista- paraopositora hacía falta, este lo aportó el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general John Kelly, quien, con toda la desfachatez que caracteriza a los gringos, acaba de declarar la disposición de su país, es decir, de su gobierno, de intervenir en Venezuela, en caso de una posible crisis humanitaria, producto de un supuesto colapso económico
Para cualquier atento observador está suficientemente despejado que la paraoposición, monitoreada por el imperialismo, se apresta, en el marco de las elecciones del 6D, a dar el ansiado zarpazo anticonstitucional que ha estado propiciando, infructuosamente, desde el mismo momento en que el Comandante Chávez asumió la dirección del país.
Barranco paraopositor
En nuestro caso, hemos venido sosteniendo que, en esta oportunidad, la errática paraoposición se dispone a lanzarse por ese barranco independientemente de cuáles sean los resultados, ganen o pierdan estas elecciones legislativas; pues, el apremio del imperialismo por desencadenar una situación definitoria en nuestro país es de tal urgencia que a sus operadores políticos, como obedientes subordinados, no les queda otra que asumir el triste papel de activadores de un perverso plan que, está signado, inexorablemente, por potenciar los niveles de violencia que taimadamente han alentado en los últimos tiempos.
Por supuesto, que, a los desaprensivos yanquis que manejan la más letal máquina de guerra de todas las existentes en las distintas épocas de la humanidad, les importa un comino las terribles consecuencias que dicho plan injerencista le pueda ocasionar al pueblo venezolano, como no les importó lo acontecido en los pueblos yugoeslavos, iraquíes, afganos, somalíes, libios y sirios, a los que cundieron de muerte y desolación en aras de la pretensión de preservar su irremediable decadente hegemonía mundial.
Por ello, es imperdonable que los paraopositores venezolanos se presten para una maléfica maniobra como la que está montada a sabiendas de los costosos resultados humanos y materiales que la misma le pueda generar a la nación venezolana, y, más aún, en las circunstancias actuales, en las que, como nunca antes, en la vida republicana, a pesar de sus reiteradas inconsecuencias y violaciones constitucionales, esta oposición, puede ejercitar con toda libertad y garantías su actividad política.
Ya lo han ensayado
Nos vemos obligados a escribir sobre este tema, alertando sobre la estrategia bicéfala que propugna la paraoposición, corriendo el riesgo, es verdad, de parecer monotemático, pero es tal la gravedad de lo que se pretende que se hace imperativo, una y otra vez, abordar y denunciar, con el compromiso del caso, la maniobra imperialista, que envuelve: participación electoral con el canto forzado de fraude , en el marco de una inducida y soliviantada desestabilización socioeconómica, que permita darle viso de justificación a una salida insurreccional; ni más ni menos, la puesta en escena del modelo de las” revoluciones de colores”, puesto en práctica en otras regiones del mundo, y que ya aquí ha sido ensayado, a escala limitada, en oportunidades, tales, como, cuando el llamado a drenar la arrechera de Capriles (abril 2013) que produjo 11 venezolanos muertos o cuando la instrumentación de la irracional Salida formulada por Leopoldo López , Ledezma y la Machado ( febrero y meses subsiguientes de 2014), con el triste y lamentable saldo de 43 compatriotas fallecidos y más de 800 heridos .
La negación de la paraoposición a firmar el acuerdo compromiso presentado por el órgano rector electoral, la audición de la conversación telefónica del dúo neoliberal Mendoza- Hausmann, en la que el primero confiesa que está en guerra económica en contra del gobierno bolivariano y el segundo devela los contactos que ya se han venido adelantando con el fatídico Fondo Monetario Internacional, que habrían de concretarse para cuando coronasen su ansiado retorno al control político del país, son indicadores marcadores de lo que estos sectores antipatrióticos tienen planteado para los próximos días, especialmente, a partir de la madrugada del 7D, en la que pondrán en práctica las células subversivas mercenarias y paramilitares que tienen diseminadas en distintas ciudades del país junto con sectores fanatizados de las capas medias ensombrecidos por el odio y la versión maniquea de la realidad del país que les han venido introyectando.
Desfachatez de Kelly
Si algún dato marcador de la estrategia imperialista- paraopositora hacía falta, este lo aportó el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general John Kelly, quien, con toda la desfachatez que caracteriza a los gringos, acaba de declarar la disposición de su país, es decir, de su gobierno, de intervenir en Venezuela, en caso de una posible crisis humanitaria, producto de un supuesto colapso económico. Está claro que tal declaración se anota en la línea preconcebida y puesta de manifiesto en el decreto, emitido en marzo pasado, mediante el cual el presidente Barack Obama señalara que nuestro país representaba una “amenaza extraordinaria e inusual” para los intereses de la seguridad nacional de los Estados Unidos; tal despropósito sólo cabe en la cabeza de quienes tienen en sus planes intervenir un país.
Pueblo al frente
Frente a esta amenaza, presente en el horizonte inmediato, pienso, que, en líneas generales se han venido tomando las medidas pertinentes tanto en el ámbito de la defensa nacional, en los anillos de seguridad política en lo internacional, en el fortalecimiento de la unión cívico-militar como en el plano político- electoral con miras a afirmar la mayoría patriótica revolucionaria en la Asamblea Nacional; tal vez, donde se observa un tratamiento aún no apropiado sea en el combate de calle a la guerra económica, no se termina de entender que este combate debe librarse con el pueblo organizado a la vanguardia, directamente, enfrentando a los especuladores, no detrás de los funcionarios del Estado, sino al frente, en la primera línea de batalla, sin temor a que se equivoque. En esta circunstancia es preferible pecar por acción que por omisión; así como se le considera maduro para votar por la alternativa patriótica bolivariana así mismo debe considerársele maduro para librar la batalla contra los especuladores que le quieren esquilmar su salario; llegó la hora.
Notas paralelas
Miguel Ugas