Estrenan teatro de Gustavo Ott premiado en España
“A un átomo de distancia”, de Gustavo Ott, dirigido por Vladimir Vera, es el último montaje de autor venezolano para cerrar la temporada 2015, gracias a la alianza estratégica de las agrupaciones Teatro General San Martín de Caracas (TSMC) y el Teatro Forte.
El director Vera (Caracas, 1978) terminó dirigiendo esta pieza de Ott porque el mismo autor se la ofreció. “Durante mi pasantía por Rajatabla, años 2013 y 2014, tuvimos el proyecto de montar su obra «Miss», en coproducción con el TSMC, pero aquello no se dio, aunque sí mantuve un constante contacto con Ott, quien finalmente me ofreció que asumiera el montaje de «A un átomo de distancia», texto que había sido premiado en España”.
–¿Es su primer montaje de un texto de Ott?
–No. Para celebrar los 10 años de mi grupo Teatro Forte, Gustavo nos escribió el monólogo «Te juro que te mato», que fue parte del espectáculo «De qué hablo cuando hablo de ella». Hemos estado interconectados, eso es todo. Es un autor comprometido con su pais y con su gremio.
El infierno son los otros
–¿Para cuándo es su estreno, dónde y con quiénes?
–El estreno está planteado para el mes de diciembre, después del proceso electoral del 6D. Es una coproducción entre el Teatro San Martín de Caracas y Teatro Forte y cuenta con un elenco conformado por María Brito, David Villegas y Fedora Freites. La temporada será, por supuesto, en el Teatro San Martín, allá en la frontera con la comunidad de Artigas, en el suroeste caraqueño.
–¿Cuál es su análisis de la pieza?
–Las diferentes visiones de una misma cara, la frase icónica de Jean Paul Sartre: «El infierno son los otros», encerrada en su pieza “A puerta cerrada”, se hace presente en este nuevo texto de Ott: «A un átomo de distancia». Tres personajes -Teresa, Luis y Valentina- que sufren una serie de conflictos causados por aquellos que no vemos en escena, se esconden, se refugian en su rutina en búsqueda de la salvación. Todo eso, en medio de un crimen que aún está por ser aclarado. Un texto que hábilmente se pasea entre la novela negra y el drama familiar. Todo esto, y aquí está el gran encanto de este trabajo, enmarcado entre las teorías de la física cuántica.
–¿Cómo está resuelta la puesta en escena?
–La puesta es minimalista. Hace un guiño a símbolos de la teoría de las cuerdas y siempre busca espacios geométricos a nivel de movimiento. Siempre he creído en la organicidad del actor, y entiendo que es un absurdo amarrarlos y no permitirles vivir la esencia de la escena, por lo que no busco jamás castrarlos con puestas que limiten la verdad, la irradiación o la imaginación del intérprete.
–¿Cuál es la temporada dispuesta para el espectáculo?
–Se realizarán seis funciones en este diciembre y una temporada a finales de enero, para luego ir a otros teatros en el 2016.
Rajatabla quedo atras
–¿Y después qué proyectos tiene entre manos?
–Para 2016 retomaremos el montaje «De qué hablo cuando hablo de ella» y otra temporada de “A un átomo de distancia”. Hay propuestas en discusión que aún no se han cristalizado.
–¿Rajatabla quedó atrás?
–Le debo a Rajatabla parte de mi formación, y la oportunidad de haber dirigido cuatro montajes que amé. Eso siempre estará presente en mi imaginario. Ortega y Gasset decía que el hombre era «uno con sus circunstancias»; y la experiencia de Rajatabla es algo que atesoraré en cada momento de mi vida y que siempre será parte latente de mí.
La historia del teatro en Venezuela siempre tendrá en cuenta el nombre de Rajatabla presente. No sólo por la labor excepcional y titánica realizada por Carlos Giménez, sino por el desfile de directores que dejaron montajes de alta factura dentro de la agrupación (Raúl Bambilla, Basilio Álvarez, Paolo Magali, Rolando Giménez y Ugo Ulive, entre otros). Rajatabla está en una gran encrucijada conceptual en este momento; se encuentra entre la Rajatabla que añora los grandes montajes de su historia o la Rajatabla de vanguardia que busca nuevos derroteros creativos. No sé para donde se reclinará la balanza. Pero sea lo que sea, espero que la calidad, la disciplina creativa y el rigor nunca deje de ser el norte del grupo, ya que de lo contrario se ensuciaría la historia de un grupo que ha revolucionado la historia del teatro.
–¿Cómo ve o cómo evalúa la situación actual y real del teatro criollo?
–Mal. Hay pocos grupos que buscan el riesgo dentro de la creación. Nos debatimos por un lado en una monopolización de las salas, y por otro a un teatro carente de conceptos, de rigor. Vamos desde un teatro aburguesado con críticas ligeras y fatuas del entorno político, hasta un teatro casi marginal, de propaganda. Pero no todo está perdido, hay grupos que aún buscan un discurso artístico de calidad, pero que no pueden tener acceso al gran público. Yo creo abiertamente que todo teatro debe existir, pero siento que es muy cuesta arriba para muchos grupos de calidad el acceso a las salas, tanto las públicas como las privadas. Eso y la crisis económica que hace cuesta arriba para que cualquier grupo pueda asumir los altos costos de producción.
RECUADRO
La niña Alina
“A un átomo de distancia” ganó el VIII Premio de Textos Teatrales Fatex 2012, de Fatex, España. Fue editada por el Gobierno de Extremadura, la Diputación de Cáceres, y FATEX, con prólogo de Miguel Murillo Gómez y presentada en el Teatro López de Ayala de Badajoz el 24 de Octubre del 2012. Gustavo Ott recibió el VIII Premio, dotado con 4.000 euros (5.232 dólares). La obra ganadora plasma la historia de la desaparición de Alina, una niña de seis años, lo cual desencadena una trama policial envuelta en memorias simultáneas y mundos paralelos que, junto con el tema del abuso, el maltrato y el crimen, convierten a todos en sospechosos y en culpables. Para su autor, Gustavo Ott, se trata de «una historia que finalmente habla sobre uno de los temas más inquietantes de la ciencia y la artes actuales: la naturaleza de la ‘realidad’, que ya no nos parece tan segura, ni estable, ni confiable como pensábamos».