Algunos países que integran la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) resaltan por su ingente producción agrícola y también por su reserva de agua dulce
Las potencialidades de inversión recíproca e intercambio entre los países de América del Sur y Países Árabes son infinitas.
Existen ventajas comparativas y competitivas que pueden ser explotadas a favor de nuestros pueblos. Las cifras actuales de intercambio son muy bajas, lo que da un amplio margen para incrementar estos números e intensificar los lazos culturales.
Un trabajo realizado por Secretaría Permanente del Sistema Económico Latinoamericano (SELA) titulado “Análisis de las relaciones económicas de América Latina y el Caribe con el Mundo Árabe”, fechado en octubre de 2015, da cuenta de que aún no hemos sacado suficiente provecho de las relaciones entre estas dos regiones del mundo.
“Al estudiar las relaciones económicas entre América Latina y el Caribe y el Mundo Árabe, bajo la perspectiva del comercio, destaca que, 1,4% de las exportaciones realizadas por América Latina y el Caribe se dirigieron a los países del Mundo Árabe en 1995, en tanto que, esta proporción aumentó a 2,3% en 2013”, se cita en el informe, que a pesar de que la última fecha disponible de las exportaciones es 2013, esta realidad no ha cambiado significativamente en 2014 y en lo que va de este año 2015.
Ahora, destacando el tema de las ventajas comparativas, es bueno recordar que algunos países que integran la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) resaltan por su ingente producción agrícola y también por su reserva de agua dulce -cerca del 30% del total de la tierra-, elementos que escasean en parte del mundo árabe.
Por su parte, la región árabe ofrece una gran capacidad de inversión, en especial las potencias petroleras del Golfo, que muchos países suramericanos necesitan para desarrollar proyectos en distintos sectores estratégicos, desde el agrícola al de la energía.
“América Latina tiene un gran potencial para ser el gran productor de alimentos del mundo. Nuestra riqueza en agua se convierte cada día en un bien escaso necesario para la humanidad. Esta ventaja comparativa beneficia sin duda a las dos regiones y es un sector en el cual podemos hacer mucho más”, afirmó rotunda la canciller colombiana, María Ángela Holguín.
En la IV Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA), que se celebró los pasados dos días en Riad, Holguín subrayó que el desarrollo agrícola es una prioridad y que su país necesita también inversiones en proyectos de carreteras, puertos y aeropuertos, y de infraestructura para la exportación de gas y la explotación minera. Esta realidad expuesta por Holguín es aplicable a muchos países del nuestra región, incluyendo Venezuela.
Un parte de prensa señala, sin embargo, que desde que se inauguró el foro político y económico ASPA con una cumbre en Brasilia en 2005, el intercambio comercial entre Suramérica y los países árabes creció un 183 % hasta los 34.800 millones de dólares el año pasado, según las cifras del Gobierno brasileño.
Pese a ello, nuestras exportaciones regionales siguen siendo relativamente pequeñas con respecto al total. Por lo tanto, hay espacio para crecer.
Miguel Pérez Abad