Votar por diputados quienes no han propuesto soluciones a problemas de sus regiones es premiar la vagancia
Unos llaman a votar el 6D para que siga el gobierno. La verdad es que la prolongación o no de esta administración se decidirá el 2019. No antes. El 2017 resolveremos la continuidad o cambio en las alcaldías y el 2016 votaremos por nuevos gobernadores o para ratificar los mismos.
Otros hacen campaña a la Asamblea Nacional para salir de Maduro.
Tampoco eso es cierto, aunque una mayoría de diputados comprometidos con rectificar la política económica y promotores de un sistema judicial transparente que sustituya la corrupción y el terrorismo que hoy priva en muchos tribunales, sería una fuerza robusta para cambiar la enrarecida justicia y la economía que han sucumbido a la sombra de las políticas de Maduro.
El 6 de diciembre podemos cambiar el pesimismo de quienes creen que un gobierno con tanto poder sobre el CNE, el TSJ y plantas de TV, emisoras radiales y prensa escrita, no puede perder elecciones.
Este gobierno que gasta dinero que debería ir a hospitales y escuelas en abusivas cadenas de radio y TV, en propaganda y en compra de votos por diversos medios, se jacta de imbatible. Perder la mayoría en la Asamblea Nacional acabaría con ese escudo de invencibilidad y liberaría a la población de su escepticismo.
Ese será el gran logro político de la Venezuela descontenta. Lo demás vendrá por añadidura: control del gasto público, legislación para corregir entuertos en la economía, en la administración de justicia y en el resto de la gestión pública.
Pero para alcanzar esa mayoría hay que ganar las elecciones en circuitos y estados.
Pobre mensaje es llamar a votar por quien sea, con tal de ser propuesto por el cogollo. Por votar por quien sea es que estamos como estamos.
Votar por gente impuesta, cuyo mérito es tener palancas, o por forasteros que desconocen necesidades de la región y carecen de relaciones de confianza con sus electores, a quienes deben representar, o por quien tiene como trayectoria ser la esposa o el hijo de fulano, es una perversión, un extravío.
Votar por diputados quienes no han propuesto soluciones a problemas de sus regiones es premiar la vagancia.
Votar por quien sea es la ética del absurdo. Afirmaciones como esa son de la misma catadura moral de quienes plantean ganar como sea.
Claudio Fermín
@claudioefermin
@claudiocontigo