En las reuniones de análisis político que periódicamente realizamos un grupo de compañeros, apreciamos, sin mayores apasionamientos, que la derecha paraopositora, una vez más, saldrá derrotada en las próximas elecciones parlamentarias.
De entrada, como humildes interpretadores de la realidad política venezolana, sin pretensiones de pitonisas, sostenemos que la MUD, a pesar de los pronósticos de sus encuestadoras, va a perder en la mayoría de las 87 elecciones circuitales, y, en consecuencia, la mayoría en el Parlamento Nacional la seguirá ejerciendo la fuerza bolivariana, para bien de la nación y del pueblo venezolano.
Salidas con impredecibles consecuencias
Hemos venido planteando que la derecha venezolana, simple franquicia del imperialismo yanqui, ha basado su política para la coyuntura del 2015 en una estrategia desestabilizadora de tramposo doble juego “con dos aristas claramente definidas: alentando la participación electoral pero, al mismo tiempo, instrumentando la siniestra guarimba insurreccional”, sin importarle las consecuencias que tal política le pudiese generar al país.
Terribles consecuencias que podrían conducir a situaciones extremas como las que se están viviendo en Siria o consumadas en Libia, en donde, el imperialismo, irrespetando los más elementales derechos humanos, procedió a propiciar salidas insurreccionales, con la connivencia de las derechas locales, que arribaron en cruentas guerras civiles sin parar mientes en las resultancias que tales canalladas desencadenaron en esos martirizados pueblos.
¿Estará dispuesta la derecha paraopositora a extremar sus andadas transitando un camino como el que viven los pueblos del Medio Oriente? Esperamos que su rastracuerismo no llegue a tanto, porque, si bien nuestro pueblo es cultor de la paz, al mismo tiempo, como hijo de Bolívar, es un celoso defensor de su soberanía y dignidad.
Bajo nivel de la variable insurreccional
Pero volviendo al tema coyuntural, entendemos que ya a estas alturas del proceso, la derecha ha sido derrotada políticamente, pues una de las variables de su ecuación, la de la guarimba insurreccional, no la han podido activar a los niveles que pretendían a pesar del gran dispositivo que para tales efectos tenían montado con la guerra económica; el pueblo no se ha volcado, como promovían, a manifestar su desesperación por la escasez de productos o por los desorbitados precios de los mismos, progresivamente ha ido comprendiendo las causales del desabastecimiento y descifrando las maniobras del brazo económico de la burguesía. Y apreciando, naturalmente, el esfuerzo que realiza el gobierno bolivariano por satisfacer las necesidades populares.
De manera que faltando pocos días para la concurrencia a las mesas de votación, ya el panorama está despejado y la tendencia a favor de la opción bolivariana es francamente notoria, basta con observar la desabrida campaña electoral de la MUD para apreciar el tenor de lo que ha de suceder el domingo 6D, ya que el efecto socioemocional en el bravo pueblo a que aspiraban los “tanques de pensamiento” imperialistas no generó el resultado alentador para sus macabros despropósitos; de todas formas hay que estar preparado para cualquier eventualidad.
Una muestra numérica
Por otra parte, en cuanto a los números electorales, resaltamos una muestra que los analistas opositores no deben obviar. Resulta que en las elecciones parlamentarias anteriores de las 69 bancas obtenidas por la oposición, 34 las alcanzaron en tan sólo 5 estados (Zulia 12, Anzoátegui 7, Miranda 6, Táchira 5 y Carabobo 4), en los que se elegían 50 diputados, pero eso ocurrió bajo determinadas condiciones regionales: en Zulia, Táchira y Carabobo, contaban con el apoyo de gobernadores opositores, situación, que, naturalmente, tiende a ser ventajosa y que en esta oportunidad son bolivarianos; en cuanto a Anzoátegui, en donde de 8 sacaron 7, es más que evidente que la gestión del actual gobernador bolivariano, sustancialmente superior con relación a la del anterior, influirá para que los resultados expresen otra proporción.
Sin pretender establecer una relación mecánica entre una situación y otra, observamos que estos son, entre otros, datos inobjetables de la realidad, que predeterminan que la paraoposición recibirá, una vez más, una significativa derrota.
Capriles y su verborragia
Y en cuanto a Miranda, el panorama no puede ser más claro, ciertamente, es el mismo gobernador con el que la proporción fue de 6 por bando político; pero ahora, habiéndose acentuado la pésima gestión de Capriles, caracterizada por una administración ausente de los problemas de los mirandinos, maltratando a sus propios miles de trabajadores, como son los casos de los docentes estadales a los que por el manejo maniobrero de funcionarios caprilistas se les pretendió desconocer las insensatas acreencias económicas acumuladas por varios años y, la situación presente, con los bomberos mirandinos, obligados a cumplir su importante misión en precarias condiciones operativas y a los que se les ha negado aumentos salariales por más de tres años; situaciones estas que sólo se han podido solventar por la intermediación oportuna del Bloque de Legisladores Socialistas del CLEBM; a todo lo cual hay que agregar el tema de la inseguridad, en el que ha sido más que ostensible la negligencia de Capriles para enfrentar este puntal problema de la ciudadanía.
Por esta desacertada gestión es dable colegir que la proporción se altere a favor de las fuerzas bolivarianas dada, además, la excelente campaña que se viene desarrollando con la impronta de candidatos de primera línea como Elías Jaua, Haiman El troudi, Blanca Eekout y William Ojeda. De tal manera que, a todas luces, la pregonada pretensión de Capriles de sacar 11 de 12 diputados en Miranda no es más que una desmesurada expresión de su verborragia alucinante; él y su pésima gestión serán la causal de la derrota mudista en este estado. Así está escrito.
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